Una parte importante de la propaganda medicinal ofrecía tratamientos paliativos de enfermedades y malestares asociados a las mujeres. Se publicitaban productos que curaban o prevenían dolencias que, supuestamente, tenían su origen en la particular psicología o ciclo biológico femenino. Los textos publicitarios mencionaban trastornos tales como: la histeria, los desmayos, el nerviosismo, la anemia, la debilidad, la irritabilidad, la constipación, entre otros. Las dificultades en el embarazo o el parto también contaban con alternativas como, por ejemplo, el "Compuesto Mitchella". También, el público femenino recibía mensajes que anunciaban productos para el control de la higiene íntima, explicitando la conveniencia de la curación de infecciones o de un riguroso aseo en beneficio de la vida conyugal, que evitaba la rápida propagación de las enfermedades venéreas que se constaba en la época.