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Caballo verde para la poesía (1935)

revistas de vanguardia, vanguardias
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En 1934 Pablo Neruda (1904-1973) asumió como cónsul de Chile en Barcelona. Al año siguiente, fue trasladado a Madrid. Llegó a esta ciudad española el 3 de octubre de 1935. Su nombre era conocido en el ambiente cultural madrileño, gracias a la presentación que hizo Federico García Lorca en una conferencia dictada en la Universidad de Madrid, el 6 de diciembre de 1934. En aquella ocasión el poeta español señaló: "Y digo que os dispongáis para oír un auténtico poeta de los que tienen sus oídos amaestrados en un mundo que no es el nuestro y que poca gente percibe. Un poeta más cerca de la muerte que de la filosofía; más cerca del dolor que de la inteligencia; más cerca de la sangre que de la tinta. Un poeta lleno de voces misteriosas que afortunadamente él mismo no sabe descifrar; de un hombre verdadero que ya sabe que el junco y la golondrina son más eternos que la mejilla dura de las estatuas..." (Teitelboim, Volodia. Neruda. Santiago: Editorial Sudamericana, 2003, p. 193).

La experiencia de Madrid fue clave para la poesía de Neruda. Allí se insertó en un ambiente de gran actividad literaria, trabando amistad con escritores de la Generación de 1927 como Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Luis Cernuda, Federico García Lorca, Gerardo Diego, Manuel Altolaguirre, Pedro Salinas, Miguel Hernández y poetas vinculados al ambiente del 27 como León Felipe, Leopoldo y Juan Panero, entre otros. Neruda, además, escribió periódicamente en la revista Cruz y Raya, de José Bergamín y publicó el segundo volumen de Residencia en la tierra, en el que integró los poemas escritos entre 1931 y 1935.

En julio de 1936, cuando se desató la guerra civil española, fue destituido de su cargo diplomático como resultado de su posición política antifascista. El giro político y estético que tuvo Neruda se intensificó por las experiencias vividas en la guerra y la pérdida de dos amigos cercanos: Federico García Lorca, fusilado el 19 de agosto de 1936, por la banda que dirigía Ramón Ruiz Alonso, obrero tipográfico de profesión y político afiliado al franquismo, y Miguel Hernández, quien falleció en una cárcel española, producto de tuberculosis.

A fines de 1936 se fue a Valencia y, posteriormente, a París, donde creó junto a César Vallejo el Grupo Hispanoamericano de Ayuda a España. También, colaboró en la fundación de la revista Los poetas del mundo defienden al pueblo español, dirigida por la inglesa Nancy Cunard.

En este contexto, la publicación de la revista Caballo verde para la poesía, de la que participó como director, fue uno de los hitos más destacados de su estadía en Madrid. Esta alcanzó a publicar 4 números entre octubre de 1935 y enero de 1936, quedando un número doble en imprenta que no fue publicado por las circunstancias de la guerra civil.

La revista fue el producto de los esfuerzos e ideas de los escritores Manuel Altolaguirre y Concha Méndez, por un lado, y, por otro, de Pablo Neruda, quien según una carta enviada a Héctor Eandi, en 1932, en su regreso a Chile de India, "expresó sus deseos de publicar una revista literaria que se llamaría Caballo verde" (López-Guerra, Rebecca. Neruda en España: Caballo verde para la poesía. Michigan: Michigan State University, 1980, p. 171). No obstante, es sabido el hecho de que los encargados de conseguir los medios para su impresión fueron Concha y Altolaguirre, siendo reconocido este último como su fundador: "El infatigable Altolaguirre, quien, según confesión del propio Neruda, 'llegó un día por mi casa y me contó que iba a publicar una hermosa revista de poesía con la representación de lo más alto y lo mejor de España'. El poeta malagueño le dijo sin rodeos que había una sola persona que podía dirigirla, 'y esa persona eres tú'. Neruda, que, según dice, 'había sido un épico inventor de revistas', entre las cuales recordaba una titulada Caballo de bastos, aceptó la dirección del nuevo Caballo verde" (Nuez, Sebastián de la. "La poesía de la revista «Caballo Verde», de Neruda". Anales de Literatura Hispanoamericana. Volumen 7, número 205, Madrid, 1978, p. 212).

Los números de la revista fueron impresos en el taller instalado en la casa de Altolaguirre y Méndez, que era conocida como 'La Verónica'", y estaba ubicada en la calle Viriato, número 73, en Madrid (López-Guerra, p. 171). En relación con su formato, la revista fue impresa en cuadernos de aproximadamente 20 páginas, sin numeración, que medían 29 por 23 cm. Se utilizaron tipografías de la familia Bodoni de varios tamaños y tintas roja, verde, negra y azul para su impresión (López-Guerra, p. 172).

En Caballo verde para la poesía se publicaron poemas de gran parte de los poetas de la Generación del 27 española y algunos de la promoción posterior. Los primeros tres números fueron encabezados por un texto escrito por Pablo Neruda, pero sin firma, el cuarto número incluyó un poema en prosa dedicado a Gustavo Adolfo Bécquer con motivo del centenario de su nacimiento. En el primer número se publicó "Sobre una poesía sin pureza"; en su segundo número, "Los temas" y en el tercero, "Conducta y poesía"; textos que en el momento de su publicación fueron entendidos -especialmente el primero- como manifiestos del grupo de escritores asociado a la revista.

En "Sobre una poesía sin pureza", Neruda hizo énfasis en la relación entre las cosas, el tiempo y la experiencia humana: "No canta, como hace [Pedro] Salinas, a las teclas de una máquina de escribir 'Underwood', ni incluye entre sus objetos de inspiración poética al automóvil, el proyector de cine ni otro objeto del mundo de la técnica moderna que tanto fascinó a los poetas vanguardistas. Neruda se fija en los 'instrumentos' del hombre, no en las máquinas. Estos materiales, ruedas, sacos, barriles, cestas (…) reflejan 'la confusa impureza de los seres humanos' ya que llevan las huellas del 'uso y desuso'. Las cosas no tienen significado en sí sino que cobran valor en función de su contacto con el hombre" (López-Guerra, p. 178).

Estas ideas fueron polémicas en España y generaron reacciones a favor y en contra de la revista y, principalmente, de Pablo Neruda como su cabeza más visible, incluso luego de instaurada la dictadura de Francisco Franco (1892-1975) tras la derrota republicana. Sin embargo, "sería erróneo considerar esta poética de impureza como algo insólito y completamente revolucionario en el mundo literario madrileño de 1935 y 1936. Las ideas de Neruda encajan perfectamente dentro de la tendencia rehumanizadora que (…) dominaba en España a partir de 1930. Y algunos de estos elementos 'impuros' se encontraban ya incorporados en 1935 a la poesía de muchos poetas españoles apegados en la década de los veinte al estilo de los 'puros'. El valor de la introducción de Neruda al primer número (…) reside en haber presentado por primera vez estas ideas en forma de manifiesto, hecho que tuvo su repercusión en los poetas más jóvenes" (López-Guerra, p. 180).

Debido a las circunstancias de la Guerra civil, la baja cantidad de ejemplares impresos y su distribución, la revista Caballo verde para la poesía fue constituyéndose entre fines de la década de 1930 y comienzos de la década de 1970, al mismo tiempo, en "uno más de estos 'islotes' poco conocidos dentro de la historia cultural de la Segunda república" y en una revista con visos heroicos o míticos. Esta situación de desconocimiento y mitificación, derivada de la dificultad para acceder a sus números, fue resuelta en parte tras la reimpresión de una edición facsimilar a cargo de la editorial de Alemania Federal, Verlag Detlev Auvermann KG, en el año 1974 (Rodríguez Rivero, Manuel. "Revistas españolas del 36, reeditadas en Alemania". El País. España, 29 de julio de 1976).

La reimpresión alemana de Caballo verde para la poesía solo integra los cuatro números publicados, pues el número doble 5-6 -referenciado en más de una ocasión por Neruda- ha permanecido perdido.

Según una carta de Pablo Neruda, enviada desde París el 12 de noviembre de 1965, el número doble "se imprimió y quedó sin salir a la calle un solo ejemplar". Asimismo, en una carta escrita en Isla Negra con fecha 15 de mayo de 1973, dirigida al editor de la reimpresión alemana, este hecho es confirmado: "Lástima grande que el número doble 5 y 6, totalmente impreso, se quedó para siempre con la imprenta de Manuel Altolaguirre en Madrid, y nunca se logró rescatar un solo ejemplar" (citado en Nuez, p. 213).

Respecto de su contenido, a partir de una nota incluida en el tercer número de Caballo verde para la poesía, se sabe que el número doble iba a estar dedicado al poeta uruguayo Julio Herrera y Reissig (1875-1910). Neruda mismo dio cuenta de parte del contenido: "Recuerdo que Ramón Gómez de la Serna escribió con su estilo egregio página y media en que se destacaban la silueta del grandioso poeta. Vicente Aleixandre me entregó su homenaje: un poema de larga cabellera. Miguel Hernández y otros escribieron sus ditirambos magníficos. Federico lo hizo con más conocimiento que nadie, puesto que ya en Buenos Aires habíamos cotejado nuestras predilecciones y habíamos decidido ir juntos a la tumba uruguaya del poeta llevando una corona. Yo escribí mi poema 'El hombre enterrado en la Pampa'" (citado en Nuez, p. 214).

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