Subir

Viviendo en la clandestinidad

Tras la promulgación de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, el desafuero y la orden de detención en su contra obligaron a Neruda a pasar a la clandestinidad, yendo de una casa a otra, cambiando su apariencia física y viajando a lo largo del país hasta lograr salir al exilio.

En este período, en que fue ocultado por amigos, terratenientes de derecha y obreros comunistas entre muchos otros, el poeta comenzó la elaboración de una de sus más grandes obras, el Canto General, que años más tarde vería la luz en Chile, gracias a una edición clandestina.

De esos años, Neruda recordará en Confieso que he vivido: "Cambiaba de casa casi diariamente. En todas partes se abría una puerta para resguardarme. Siempre era gente desconocida que de alguna manera había expresado su deseo de cobijarme por varios días. Me pedían como asilado aunque fuera por unas horas o unas semanas. Pasé por campos, puertos, ciudades, campamentos, como también por casas de campesinos, de ingenieros, de abogados, de marineros, de médicos, de mineros."