Podría decirse que la historia de la pantomima nacional se remonta a 1948. Ese año, se proyectó en los cines de la capital la película francesa Los Hijos del Paraíso, dirigida por Marcel Carné y protagonizada por Jean Louis Barrault. La película cuenta la vida de Jean Gaspar Duberau, un famoso mimo francés del siglo XIX, creador del personaje ícono de la pantomima, Pierrot. Esta película marcó un hito para varios jóvenes artistas chilenos, entre ellos, Enrique Noisvander. La fuerte impresión que dejó en él lo visto en la pantalla, lo hizo pensar que tal vez, también él era capaz de hacerlo.

Un año más tarde, en 1949, durante la Velada Bufa del Teatro Municipal, como parte de las actividades de la Fiesta de la Primavera, se presentó El poeta, el demonio y el ángel, un silencioso espectáculo protagonizado por Enrique Lihn, Armando Casignoli y Alejandro Jodorowsky. Ninguno de los actores usaba palabras y el público, sorprendido, siguió con respeto la historia contada a través de gestos.