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Sellos grabadores

Los sellos discográficos más importantes entre los años 1950 y 1960 fueron RCA Víctor, Emi Odeón y Columbia-Goluboff. A la cabeza de cada uno de ellos, se situaba el director artístico, encargado de los géneros e intérpretes a grabar, y de las formas de difusión, en cuanto a venta o emisión radial, que debían tener sus productos. Era así uno de los personajes más importantes en el desarrollo de la música popular en aquel entonces. en Chile los directores de los sellos mencionados fueron: Rodrigo Martínez (cuyo seudónimo era Don Roy), Rubén Nouzeilles y Camilo Fernández, respectivamente.

Bajo este alero tenían distribución la mayor parte de los sellos menores, como Capitol, Decca, Coral, London, Mercury, Seeco o Angel. El contenido de éstos era, generalmente, música de concierto o exótica en cuanto a su nivel de popularidad.

Avanzada la década de 1960, fueron paulatinamente apareciendo nuevos sellos discográficos nacionales, que compitieron fuertemente con los colosos antes mencionados. Entre estos los más destacados fueron Caracol, propiedad de Antonio Contreras, y Demon, de Camilo Fernández, pero también se encontraban otros como Pacific o Fantasía.

Los artistas de la Nueva Ola, así como los cantantes en general, tenían contratos exclusivos con los distintos sellos. A comienzos de la década de 1960, por ejemplo, tenían contrato con RCA Los Red Juniors, Gloria Benavides; con Philips, Luis Dimas; con Pacific, Larry Wilson y Los Ramblers; con Caracol, Buddy Richard sólo por mencionar algunos.