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Regresó al extranjero

La trayectoria de Octavio Cintolesi en el extranjero se inició en Croacia. En 1956 fue invitado a dirigir el conjunto de la Ópera de Zagreb. Posteriormente regresó a Chile para fundar el Ballet de Arte Moderno (BAM), bajo el alero del Teatro Municipal. En 1966 nuevamente salió de Chile rumbo al escenario internacional. Los primeros años fueron difíciles. Primero llegó a París en momentos en que tenía lugar la revolución de mayo de 1968, lo que complicó sus opciones para encontrar trabajo como creador. Con el tiempo, logró retomar la danza, gracias a su participación estable en compañías de Italia y Suiza.

En 1973 asumió la dirección del Ballet de la Ópera de Bonn, en Alemania. Este fue uno de los momentos más productivos de su carrera, una etapa creativa llena de éxito, ya que contó con los medios para remontar sus propias obras. La compañía de Bonn estaba conformada por intérpretes provenientes de todas partes del mundo, dotados de un excelente nivel de técnica e interpretación. Su fama se extendió por toda Europa y su nombre se ganó un espacio en los diccionarios del ballet internacional. En esos años volvió a encontrarse con Elba Rey y Edgardo Hartley, bailarines fundadores del BAM, quienes también se integraron a la compañía. Octavio remontó entonces la obra La Leyenda de José para que fuera interpretada por Hartley en Alemania.

Durante esos años en Europa, particularmente en Suiza y Alemania, Cintolesi montó el ballet Manutara, inspirado en la Isla de Pascua.

Al iniciarse la década de los ochenta, regresó a nuestro país, pero fue prontamente invitado a Argentina para dirigir la compañía de Ballet de Mendoza. Posteriormente continuó su trabajo pedagógico, incorporándose como docente a la Universidad de Cuyo entre los años 1985 y 1992.