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A los sectores más populares

Octavio Cintolesi aspiraba a llevar la danza clásica a todos los sectores de la sociedad. No le bastaba con montar obras en los teatros, sino que buscó también la forma de difundir la danza en espacios no convencionales. Logró presentar sus obras en poblaciones gracias a las políticas de extensión del gobierno de Eduardo Frei Montalva, que dio especial énfasis a la participación popular.

Aunque durante las primeras funciones las presentaciones no tuvieron buena acogida de parte del público, suscitándose conflictos entre la compañía y los pobladores, que pedían dar prioridad a otro tipo de iniciativas más urgentes, con el tiempo, comenzaron a apreciar la presencia de los bailarines, quienes se esforzaban para ofrecer obras de calidad, al aire libre. Cintolesi, además, estableció que estas presentaciones debían ser gratuitas, tanto para los habitantes de las poblaciones como para estudiantes.

Otra de las preocupaciones de Cintolesi fue la de descentralizar las presentaciones de ballet, para lo cual procuró llevar su repertorio desde Arica hasta Osorno, pasando incluso por Chuquicamata. Fue uno de los primeros coreógrafos que se valió de cintas magnetofónicas para reproducir la música, lo que le permitió realizar giras sin tener que contar con la presencia de toda la Orquesta Filarmónica. Esto, sin embargo, provocó cierto descontento entre las autoridades del Teatro, puesto que esta independencia excesiva escapaba a los objetivos originales que animaron la creación del conjunto de ballet. A pesar de esta situación, Cintolesi perseveró en tal empeño, incluso en su trabajo en Europa, donde también montó su repertorio en espacios al aire libre.