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Franklin Quevedo

Rara es la ocasión en que un hombre de letras celebra una errata. Posiblemente sea el caso de Franklin Quevedo Rojas de quien se puede leer en el Diccionario Crítico de la Literatura Chilena de Claudio Solar: "(Valparaíso, 1919)".

Lo cierto es que su nacimiento fue en ese año, pero en los alrededores de Linares. En todo caso su familia se instaló en el puerto cuando él tenía seis años, viviendo allí toda su infancia y juventud, años que lo marcaron para siempre. Tanto es así que tales vivencias están constantemente presentes en toda su obra literaria.

Se inició como profesor normalista, profesión que ejerció durante casi una década para luego trabajar como periodista, entre otros periódicos, en El Clarín y sobre todo en La Nación. Dirigió la radio de la Universidad Técnica del Estado hasta septiembre de 1973. Desde ese momento transcurrieron dos años de prisión en tres campos de detención. Luego salió al exilio hacia Costa Rica donde permaneció hasta 1992 ejerciendo labores académicas.

Ha publicado Todos seremos rosados (1966), Muñecas, militares y pececitos (1990), Regreso al Valle del Paraíso (1995), el ensayo en dos tomos La tristeza del chileno (2000) y Valparaíso navega en el tiempo (2000) cuyo párrafo final es: "Por eso, universidad madre, vengo a tus mares, a tus olas, a tus vientos, a tus cerros, por donde bulle y transcurre la vida, con sus innumerables afanes, a presentarte mi memoria, mi tesis: 'Regreso al Valle del Paraíso', a ver si me gradúo de porteño".