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Parroquias

Según el presbítero Iván Larraín, la palabra parroquia proviene etimológicamente del latín "paroecia", nombre con el cual se designaba a las hospederías oficiales en Roma durante el Imperio. Por lo tanto, significa vecindario o reunión de personas. Desde el punto de vista religioso, representa al conjunto de fieles católicos que se reúnen en un espacio consagrado al culto divino y que están bajo la directriz de un párroco. Así, puede aludir tanto a un territorio bajo la jurisdicción de la Iglesia Católica, a un edificio religioso (templo) y a la comunidad de personas (feligresía).

En la América española fueron "el centro principal de la vida cristiana" (Larraín, Iván. La parroquia ante el derecho civil chileno o estatuto jurídico de la parroquia: memoria de prueba. Santiago de Chile: Editorial Jurídica de Chile, 1956, p. 48). Por su importancia e impacto en la vida cotidiana de los fieles, la Corona española les entregó la responsabilidad de registrar a la población y enviar una copia de esta información, mensualmente, al Consejo de Indias.

En Santiago, la primera parroquia fue la de "El Sagrario", fundada en 1546. A ella siguió la Inmaculada Concepción de Colina (1579), Santa Ana (1635), San Isidro el Labrador (1686), Nuestro Señor de Renca, Nuestra Señora del Carmen de Nuñoa (1662) y San Lázaro (1775). En otras ciudades, como Valparaíso, se fundó la Parroquia de la Matriz de San Salvador a fines del siglo XVII. También existieron en La Serena desde su fundación en 1544.

Las parroquias no fueron sólo una institución urbana. La labor evangelizadora de la Iglesia Católica hizo que se extendieran a territorios con una importante presencia indígena. De ahí que tomaran el nombre de doctrinas, puesto que se pretendía instruir principalmente a una población que mantenía prácticas religiosas distintas, sin descuidar al resto de la feligresía. Muchas de ellas no funcionaron con un templo fijo y estable, por lo que varios párrocos debieron redoblar sus esfuerzos para impartir los sacramentos de forma itinerante.

La mayor parte de las doctrinas se erigieron en Chile central durante el siglo XVIII, en un proceso que coincidió con la política de fundación de ciudades del gobernador José Manso de Velasco. Destacaron las de Peumo, Yerbas Buenas, Linares, Pencahue de Talca y la de San Juan de Dios, en Teno. También funcionaron en otros lugares como Aconcagua y San Felipe.