Subir

La silla vacía

En 1968, Patricio Bunster estrenó La silla vacía, una de las piezas más importantes que realizara junto al Ballet Nacional Chileno.

Esta coreografía retrata la persecución de la que fueron víctimas los militantes del Partido Comunista durante el gobierno de Gabriel González Videla, relatando la suerte de una pareja que se separa a consecuencia de la implantación de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia.

Además de recrear la tensión entre el amor y los ideales políticos, el montaje se instala en la vanguardia de la corriente que más tarde se abocará a llevar a escena capítulos de la memoria local.