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Gestión presidencial de Pedro Montt

De cara al centenario, Pedro Montt ideó un vasto plan de obras públicas que se vio obligado a emprender sin las autorizaciones del Congreso, con el objetivo de acelerar las construcciones, pero sobrepasando al mismo tiempo los intersticios legales e institucionales de la administración pública. El problema era que cualquier iniciativa asumida por el Presidente era contrarrestada por sus adversarios políticos en el parlamento, especialmente por Juan Luis Sanfuentes, hábil en el arte de hacer y deshacer ministerios. No obstante, durante su gobierno se reconstruyó Valparaíso y San Antonio, se construyeron escuelas, institutos comerciales y técnicos, se terminó el Museo de Bellas Artes y se iniciaron diversos proyectos ferroviarios, uno de los focos de su gestión. En este contexto, en 1918 Francisco Javier Ovalle escribió un balance de la gestión presidencial de Pedro Montt, en el que señalaba que "el señor Montt fue por su indiscutible probidad, espléndido buen sentido, profunda instrucción, rara energía y elevadas intenciones una de las mejores glorias de la nación chilena. Pero su presidencia, no obstante sus caballerescas dotes, no se encontró por lo general a la altura de las eminentes cualidades de su jefe, el que, una vez en el gobierno, no pudo armonizar los dos grandes poderes que dirigen los destinos de la nación, dando margen a una querella constante entre esos dos factores, elementos de gobierno indispensables para la marcha del país". Más adelante justificaba sus dichos, indicando que el Presidente, "que conocía tan bien nuestras deficiencias soñaba con dulzura con las obras públicas y sin consultar detenidamente a la Comisión de Hacienda y sin esperar el beneplácito de las cámaras, a cuya soberana voluntad se hallaba sometido en su calidad de jefe del poder ejecutivo, disponía de las riquezas del Estado en una forma inaceptable en una país que tiene leyes y constitución política y administrativa, en una forma que podría haberse calificado muy duramente si la mano que las administró no hubiera correspondido a la del dignísimo señor Presidente, quien fue la encarnación de la probidad y si el objetivo que guió a éste no hubiese correspondido al engrandecimiento de su patria y al bienestar absoluto de sus conciudadanos".

No obstante, durante su gobierno cualquier manifestación seguida de protestas fue duramente reprimida y evitó, al mismo tiempo, inmiscuirse en las negociaciones y conflictos salariales entre patrones y trabajadores.