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Poder Femenino

Las fundadoras del movimiento fueron Elena Larraín, María Correa, Carmen Saenz y Teresa Maillet. Sus bases se concentraban en la capital, aunque las mujeres conservadoras de provincias buscaban su orientación para organizarse, haciéndose parte de la movilización nacional.

Por décadas se ha acusado con sarcasmo que la movilización se componía de mujeres adineradas que obedecían la orden de partidos o de sus propios maridos. Ciertamente, como estableció el reciente estudio de Margaret Power, una independencia cabal es dudosa, toda vez que las dirigentes mantenían permanentes conversaciones con las directivas de los partidos y algunas eran representantes de ellos, como era el caso de María Correa del Partido Nacional. La autora señala que la organización les habría informado continuamente de sus actividades y que contaron siempre con su beneplácito. Así también, en la medida que el movimiento demostró efectividad, recibió financiamiento y apoyo mediático. No obstante, la motivación original, la planificación de actividades y su despliegue, fueron auténticos.

Al principio, Poder Femenino se formó con mujeres de clase alta y media, pero pronto se incorporaron pobladoras al aumentar el malestar popular por el desabastecimiento de artículos básicos desde 1972. Esta integración reforzó la idea de que el movimiento no reparaba en clases ni en política, porque su unión se basaba en el sexo que compartían. El denominador común eran el patriotismo y el sentido maternal que las impulsaba a intentar salvar al país del caos que percibían.

Las activistas de clase alta y media memoran los hechos aludiendo a que, en esencia, fueron las pobladoras las que encarnaron esta "resistencia" contra la Unidad Popular, dada su lucha "instintiva" por salvaguardar la alimentación de sus hijos.

Como se aprecia en las imágenes del período, otro rasgo de la movilización femenina fue su diversidad etaria.