Los sistemas de identificación de los delincuentes, de las víctimas y posteriormente de la población en Chile han pasado por diferentes etapas. En sus comienzos, fueron utilizados sistemas basados en la fisonomía y la fotografía. Más tarde, se introdujeron los procedimientos antropométricos ideados por Bertillon y el sistema dactiloscópico de Vucetich ayudado por el retrato hablado.

El bertillonaje se implantó en Chile hacia 1896 por la Policía de Seguridad y la Sección de Investigación. Esta consistía en la medición del cuerpo humano y el registro de las marcas particulares (o atávicos) por medio de instrumentos. En estas características se encontrarían las bases antropológicas del delincuente.

La dactiloscopia por su parte, es un sistema de identificación matemática de las marcas o huellas digitales del ser humano. Su mayor exponente fue Vucetich quien descubrió una serie de 101 tipos de icnofalanges. La policía chilena comenzó su aplicación a partir del Cuarto Congreso Científico Panamericano, celebrado en Santiago de Chile en 1908, y fue la plataforma para la creación de la Cédula de Identidad en 1924.