Subir

Fernando García (1930-)

Fernando García se ha destacado como un músico completo, que durante su larga trayectoria ha abarcado las áreas de la interpretación, la musicología, la composición y la docencia. Inició su formación musical a muy temprana edad, gracias a un ambiente familiar que así lo propició. Luego de estudiar Medicina durante dos años, resolvió dedicarse por completo a la música. Comezó estudiando composición en forma particular con Juan Orrego Salas (1950-1956), Carlos Botto (1956-1957), Juan Allende-Blin (1957-1958) y Gustavo Becerra-Schmidt (1957-1960). Realizó estudios de trombón con Abraham Rojas (1956-1957), y se inició en la musicología con el investigador español avecindado en Chile Vicente Salas Viu (1964-1965), en la entonces Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile. Al alero de esta institución García ha desarrollado una notable carrera académica, ejerciendo como profesor de análisis, teoría, historia de la música y musicología, y desarrollando en forma paralela la investigación y la creación artística.

Durante el Gobierno Militar se vio forzado a salir al exilio, estableciéndose primero en Perú (1973-1979) y después en Cuba (1979-1989). En ambos países contribuyó de manera significativa a la actividad académica, musical y cultural local. A su regreso, en 1990, le cupo un papel muy destacado como editor asociado de las entradas sobre Chile en el importante Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, el año 2002, elaborado bajo la dirección del musicólogo español Emilio Casares. Igualmente relevante ha sido su contribución a la Revista Musical Chilena, donde ha escrito sobre variados temas, relativos a la música chilena, la sociedad y el arte, trabajos con los que ha contribuido al conocimiento de la historia de la música en Chile. También ha publicado escritos en publicaciones periódicas sobre organología musical peruana, música colonial, música tradicional y música del siglo XX, y comentarios especalizados para fonogramas de músicos chilenos editados.

Como compositor, se puede destacar su obra Estáticas (1961), clave en la revitalización que experimentó la música para piano en ese período; sus Variaciones (1959), su Sinfonía (1960), Urania (1965) y Firmamento sumergido (1968), con las que aportó nuevas propuestas en géneros y medios no tradicionales de música sinfónica. Su música de los Cuatro poemas concretos (1966), Urania (1965) y Sebastián Vásquez (1966) fueron utilizadas para ballet. También ocupan un lugar preeminente su monumental cantata América insurrecta (1962), inspirada en el Canto General de Pablo Neruda, y Poemas árticos, inspirada en la obra de Vicente Huidobro.

El Premio Nacional de Arte en Música que recibió en 2002, se agrega a los numerosos premios y distinciones que han reconocido su importante labor artística y académica tanto en Chile como en el extranjero.