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Propiedad industrial

La primera ley de patentes conocida fue dictada por el Senado veneciano en 1474 y durante el siglo XVIII se dictaron las primeras leyes sobre la materia en España, Estados unidos, Francia e Inglaterra. Pero fue en 1790 en Estados Unidos y Francia cuando surgieron los primeros conceptos relacionados con la protección de invenciones.

Durante el siglo XIX progresivamente fueron surgiendo diversas normativas cuyo punto cúlmine fue el 20 de marzo de 1883, fecha en la que se firmó el Convenio de París mediante el cual se instituyó la Unión Internacional para la protección de la propiedad industrial. De acuerdo con su segundo artículo: "los súbditos o ciudadanos de cada uno de los Estados contratantes gozarán en todos los demás Estados de la Unión, en lo que se refiere a las patentes de invención, los dibujos o modelos industriales, las marcas de fábrica o comercio y el nombre comercial, de las ventajas que las leyes respectivas conceden en la actualidad o concedan en lo sucesivo a los nacionales". Este importante principio, conocido como Trato Nacional, ha cobrado cada vez más vigencia con la globalización y constituye uno de los pilares del sistema internacional de comercio que rige hasta hoy.

Históricamente, la legislación en Chile sobre propiedad industrial contempló a las marcas comerciales, las patentes de invención, las modelos de utilidad y a los diseños industriales, siendo de posterior consideración las denominaciones de origen y las indicaciones geográficas. Sólo en el año 2005 se creó un registro especial para indicaciones geográficas y denominaciones de origen abierto a todo tipo de productos, debido a que, con anterioridad, sólo era posible el reconocimiento de denominaciones de origen para vinos o bebidas alcohólicas, en virtud de un privilegio especial otorgado por el Ministerio de Agricultura.