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desierto de Atacama

El camino incaico que atravesaba los carcanales de Mal Paso desde Ujina hasta Miño, permitió conectar las tierras altas de Tarapacá y el territorio atacameño del río Loa y el Salar de Atacama. En el valle del Alto Loa, el Qhapaq Ñan contuvo asentamientos de gran importancia como los de Miño y Cerro Colorado, los cuales disponían de aukaipatas o plazas públicas junto a depósitos o almacenes estatales llamados collcas. En más de 150 kilómetros su recorrido captaba caminos secundarios que se dirigían a los importantes yacimientos de cobre y turquesa de Collahuasi, Konakona, Conchi Viejo y El Abra, constituyéndose en una importante avenida de enlace entre el altiplano, los oasis de Lasana y Chiu-Chiu y el distrito cuprífero y maicero del río Salado. En este último valle existía otro camino que atravesaba sobre los 3.200 metros de altura y conectaba la aldea de Topaín, el Pucara de Turi y la mina de Cerro Verde en Caspana. Desde aquí la ruta se dirigía hasta el centro administrativo de Catarpe en el río San Pedro, el cual constituía la entrada más lógica a la cuenca del Salar de Atacama. Al otro extremo, en el Despoblado de Atacama, los Incas implementaron más de 400 kilómetros de camino para unir los oasis de San Pedro, desde la salida en el Tambo de Peine, con el valle de Copiapó o Copayapu.