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Creencias del pueblo

La evangelización del país a partir de la conquista española sentó las bases de una cultura popular marcada profundamente por la religión católica. Sin embargo, paralelamente a las prácticas religiosas institucionales se desarrollaron una serie de cultos y sistemas de creencias que no siempre encajaban en el modelo religioso impuesto por la autoridad eclesiástica. Algunos de ellos de raigambre española, otros, supervivencias de antiguas prácticas rituales indígenas, el universo simbólico de las culturas populares se nutre de todos estos elementos sin entrar necesariamente en contradicción con la fe católica tradicional.

El último tercio del siglo XIX y gran parte del XX asistieron a una sistemática campaña de la jerarquía eclesiástica y el estado chileno en contra de gran parte de las prácticas simbólicas de la cultura popular, consideradas como "supersticiones" nefastas que impedían la difusión de un pensamiento científico y racional en los sectores populares, así como desviaciones de la ortodoxia católica pregonada por la Iglesia. No obstante, ello no fue obstáculo al surgimiento en las dos primeras décadas del siglo XX de una generación de intelectuales que comenzaba la tarea de recopilar el acervo de costumbres, tradiciones y creencias populares, los que con su tarea sentaron las bases del estudio del folklore en Chile. Entre ellos se encuentran autores ya clásicos como Ramón Laval, Julio Vicuña Cifuentes, Francisco Javier Cavada y Rodolfo Lenz, los que fueron sucedidos años después por otros investigadores como Juan Uribe Echeverría, Manuel Dannemann y Oreste Plath.