La especialización de los saberes en Chile está íntimamente ligada a los progresos económicos del país después de la Guerra del Pacífico; en algunas ciudades como Santiago y Valparaíso ya había luz eléctrica y la población estudiantil aumentó considerablemente (Subercaseaux, Bernardo. Historia del libro en Chile. 2010, p. 118). El correlato filosófico de la modernización fue el positivismo que, instalado desde fines del siglo XIX, tuvo a la ciencia y la industria como estandartes del progreso humano. El auge de estas ideas supuso una mayor valoración del libro como fuente y vehículo de conocimiento y, con ello, la crecente percepción del oficio de las letras como un saber especializado.

Las revistas literarias de la segunda mitad del siglo XIX jugaron un papel fundamental en el proceso de especialización de la actividad literaria. La Revista de Artes y Letras destacó en la publicación de estudios sobre literatura hispanoamericana y chilena, así como de bibliografías, cada vez más extensas y actualizadas. La publicación aborda temas como la propiedad intelectual, incluye una sección permanente con noticias teatrales llamada "El correo de Santiago", además de comentarios críticos a textos clásicos como El Quijote o las Églogas de Virgilio, prácticas que constituyen un antecedente del quehacer literario académico.