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carrera como docente

En 1943, Krebs ingresó a la recientemente inaugurada Escuela de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, iniciando una larga y fructífera labor académica que duró más de medio siglo. Posteriormente sería nombrado jefe de ese departamento, en donde creó un centro de investigaciones históricas, sentando las bases para la posterior creación del Instituto de Historia de ese plantel.

La Universidad de Chile también le abrió sus puertas, ingresando a ella como ayudante y luego como profesor extraordinario de Historia Moderna. El renombre que alcanzó como académico llevó a que en 1966 fuera nombrado Jefe del Departamento de Ciencias Sociales del Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP) del Ministerio de Educación, desde donde realizó una importante labor en la profesionalización y perfeccionamiento del profesorado chileno.

Quienes fueron sus estudiantes, lo recuerdan como un maestro conservador, fiel a los valores básicos como el razonamiento crítico y la búsqueda honesta a la verdad íntegra. En palabras de Sol Serrano, "Cada maestro aporta su propia especificidad, pues bien la de Krebs es la encarnación viva del hombre clásico: su método de enseñanza es socrático, su razonamiento es aristotélico, sus ideales son platónicos. Retoma la cultura clásica junto con el Renacimiento: en lo más íntimo de sí mismo es un hombre que entiende, como pocos de sus contemporáneos, el "buen vivir" que defendía Erasmo, aquella aspiración a vivir con belleza y equilibrio, con delicadeza Y con finura, tan lejana a nuestro concepto burgués de "buena vida". (Serrano, Sol. "Maestros", Revista Universitaria, (10):83, 1983).

Su destacada trayectoria como docente e investigador fue coronada en 1982 con la entrega del Premio Nacional de Historia.