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folclore y poesía popular

"Creo que Chile, que ha producido el dialecto vulgar más característico entre todos los hispano-americanos, también brindará la cosecha más rica en materia de folclore y literatura popular"

Rodolfo Lenz

Junto a Ramón Laval y Julio Vicuña Cifuentes, Rodolfo Lenz fundó en 1909 la Sociedad Chilena de Folklore, al alero de la cual se dieron a conocer importantes publicaciones relacionadas con las tradiciones orales populares, como los romanceros, e indígenas, como los trabajos de Manquilef. Lenz inscribe el folclore dentro del ámbito de la etnología, "que se preocupa de lo que piensan los pueblos como colectividad", tal como señala en el Programa de la sociedad chilena de folklore (p. 6).

En 1894, con motivo de un homenaje al profesor alemán Adolf Tobler, se publicó, solamente por motivos de espacio, el primer capítulo de Über die Gedruckte Volkpoesie von Santiago de Chile. Ein Beitrag zur chilenischen Volkskunde, quedando el trabajo inconcluso para el público general. Recién 25 años después, en 1919, Lenz editó Sobre la poesía popular impresa en Santiago de Chile. Contribución al folklore chileno, traducción realizada por el propio Lenz de su original en alemán, que no sufrió modificaciones. Con esta publicación se convirtió en el primer investigador en producir un estudio serio sobre la literatura de cordel chilena, de la cual fue un tenaz coleccionista. Su colección, actualmente custodiada por el Archivo de Literatura Oral y Tradiciones Populares de la Biblioteca Nacional, consta de cerca de 500 pliegos.

Aparte del valor antropológico que posee la investigación de Lenz -reseñada por Manuel Dannemann en Rodolfo Lenz, etnólogo y estudioso del folklore- y aunque no era su propósito original, es innegable el valor lingüístico que poseen sus anotaciones. Particularmente, el análisis de la rima de estas obras permite elaborar un perfil de los rasgos que poseía el español de Chile a fines del siglo XIX: "Según las rimas se ve que los poetas (que a veces no saben escribir, i, por consiguiente, hacen sus versos según la pronunciación) a menudo no toman en cuenta la s final i la d intervocal, que en la pronunciación vulgar son más o menos mudas; y i ll, e por i no se distinguen nunca en las rimas i se confunden a menudo en la ortografía. Rimas como fino-indino; dejo-riejo (riesgo) que corresponden a la pronunciación vulgar, se encuentran en los mejores poetas populares" (p. 571).

Los rasgos lingüísticos que se desprenden de este estudio trascienden el plano fonético. También aparecen documentados ejemplos del voseo chileno, entendido como el uso del pronombre vos o su correspondiente forma verbal para dirigirse a la segunda persona singular: "Porque sois un maricón" (p. 530). Cabe indicar que la forma que adopta este rasgo en Chile en su conjugación es única en el ámbito hispánico, pues, mientras en la zona del Río de la Plata, por ejemplo, el paradigma es hablás, tenés, vivís, en Chile adopta la forma hablís, tenís, vivís. En cada caso, la s final no se pronuncia, sino que se aspira o se pierde. Nuevamente, dada su formación, Lenz no altera ni "corrige" ninguno de estos usos: su intención es describir el lenguaje y no normarlo, lo que permite apreciar realmente cuáles eran las características del habla chilena de aquella época.