Subir

Poemas migratorios

En 1972, poco después de haber sido premiado por su obra Poemas migratorios, Rolando Cárdenas realizó una lectura de sus trabajos en el aula magna de la Universidad Técnica del Estado en Punta Arenas. En esa ocasión se ocupó de definir algunos aspectos de su poética: "Quiero desentrañar los mitos que antaño cubrieron esta tierra con su niebla misteriosa. Deseo expresar mi admiración por los hombres y mujeres que hacen posible su grandeza, por los árboles y los pájaros, por el calafate perdido en sus soledades con el mundo mágico de sus frutos". ("Los fríos y nieves magallánicas son mi poesía", La Nación, 17 de octubre, 1972, p. 14).

Ese mismo año, se hizo acreedor del primer lugar en el concurso Pedro de Oña, organizado por la Municipalidad de Ñuñoa, y de un segundo lugar en el concurso Casa de las Américas de Cuba. Pese a estos reconocimientos, Poemas migratorios no fue publicado sino hasta 1974, lo que terminaría transformándolo en uno de los primeros libros de poesía publicados en dictadura, junto con Recurso de amparo (1975), del valdiviano Jorge Torres.

En estos poemas Cárdenas refleja la permanente lucha del habitante de la Patagonia contra el desamparo y la incomunicación. El autor, además, invoca y reivindica la tradición oral austral, como ocurre en el poema El fantasma del faro Evangelistas, que recrea en verso una leyenda magallánica. Esta narra la historia de los dos únicos habitantes de las islas Evangelistas, los faroleros. Luego de que uno de ellos muere, su compañero debe permanecer durante meses junto al cadáver, situación que acaba enloqueciéndolo.