El escenario cultural y artístico de nuestro país presentó una intensa actividad desde mitad del siglo XIX. Este fue un período de consolidación y expansión del arte chileno, en el cual se cimentaron importantes instituciones: se fundó la primera Academia de Pintura en 1849; se construyó el Partenón en la Quinta Normal, destinado a las exposiciones de arte, y se creó la Comisión de Bellas Artes, encargada de administrar los fondos de pensión y estimular las artes.

Por otra parte, el contacto cercano con el arte europeo, originado en los viajes que los artistas emergentes realizaban a dicho continente, ayudó al perfeccionamiento de las técnicas y a determinar la estética del arte en Chile. Los precursores fueron: Antonio Smith (1832-1877), Manuel Antonio Caro (1835-1903), Nicanor Plaza (1844-1919), Pedro Lira (1845-1912), Onofre Jarpa (1849-1940), Alberto Orrego Luco (1854-1931), Virginio Arias (1855-1941), Alfredo Valenzuela Puelma (1856-1909), Enrique Lynch (1863-1936), entre otros. Algunos de ellos lograron incorporarse al Salón Oficial de París.

Ya a principios del siglo XX, tras el regreso de muchos artistas, el ambiente cultural se tornó muy dinámico y con gran entusiasmo se inauguraron exposiciones, salones de arte y se crearon revistas dedicadas a la plástica.

En este contexto, la aparición de una revista como Selecta resultó muy estimulante, en cuanto podría llegar a registrar la condición actual del arte en nuestro país y generar la discusión intelectual en torno a esta materia.