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"Hechos y notas"

La sección "Hechos y notas" funcionó como un espacio de reflexión del editor. Desde su primer número hasta el final, estuvo a cargo de Luis Orrego Luco, lo que sirvió para mantener una continuidad de la revista.

En esta sección, Orrego Luco escribió sobre temas muy diversos: comentarios sobre política, economía, educación, la familia, las costumbres sociales, hechos noticiosos extranjeros, como el hundimiento de El Titanic, por ejemplo, homenajes a escritores y cuestiones de la cotidianeidad.

Luis Orrego Luco se expresaba con lucidez sobre los temas contingentes y siempre desde una mirada irónica. Fue muy crítico con la clase social aristocrática; criticó el arribismo de los intelectuales que sólo buscaban viajar a Europa y la carencia de educación de la sociedad en general. Entre otras cosas, rechazó algunos cambios arquitectónicos en Santiago y los progresos que fueron afeando ciertos sectores: "Todos nuestros progresos vienen resultando así, algo cojos, y la vanidosa capital de Chile, como el personaje del cuento andaluz cojea... de los dos pies" (Selecta, Año I, (5): 134, agosto, 1909).

En julio de 1910 ya anticipaba la celebración del Centenario de la Independencia, informando cuáles debían ser las tareas a concretar por el gobierno para este fecha: "Creemos que ha llegado la hora de iniciar una campaña para la creación del teatro dramático nacional, en la misma forma en que lo han hecho y lo hacen grandes países como Alemania, Francia y España" (Selecta, Año II, (4): 128, julio, 1910).

Sobre la educación fue muy tajante, para él el destino de la nación dependía de una buena enseñanza: "Restablecer los ideales morales del país es la más importante de las tareas del hombre de Estado moderno en Chile -eso importa más todavía que la baja del cambio internacional y que los problemas económicos. Levantando los horizontes de la inteligencia y de la cultura formaremos generaciones nuevas que puedan competir con las generaciones que crecen paralelas entre nuestros vecinos" (Selecta, Año IV, (6): 154-155, septiembre, 1912).

Los distintos tópicos los abordó con un lenguaje lúdico y en forma divagante, desarrollando de esta manera el género ensayístico contemporáneo.