Subir

estudios de género

Entre los años 1982 y 1984, Sonia Montecino trabajó como investigadora en el Programa de Estudios de la Mujer Campesina e Indígena (PEMCI) de la Academia de Humanismo Cristiano. Allí formuló no sólo un conocimiento sobre las culturas indígenas, rurales y urbanas, sino que también produjo libros en los cuales se transcribían relatos de las mujeres mapuches obtenidos durante el trabajo de campo. Libros como Las mujeres hablan: sector mapuche urbano y rural e Historias testimoniales de mujeres del campo, escrito en coautoría con Ximena Valdés, Kirai de León y Macarena Mack, tuvieron el objetivo de dar voz a grupos marginados étnica y genéricamente de la esfera de los discursos públicos. Aquellos testimonios permitieron conocer de primera fuente los rituales cotidianos de la mujer mapuche, así como las inflexiones lingüísticas que caracterizan una oralidad que se ha colado en el habla común de Chile. Este material sirvió como base a otro tipo de publicaciones utilizados para hacer talleres de capacitación y autoconocimiento a la mujer campesina e indígena. Libros como ¿Por qué no hablamos de nosotras? o Me voy de este pueblo tan querido son algunos ejemplos en los cuales Montecino participó en la composición escrita de los relatos orales.

Dicha tarea continuó luego en el Centro de Estudios de la Mujer (CEM) durante los años 1984 hasta 1989, con libros tales como Historias de vida de mujeres mapuches -cuya transcripción y selección estuvo a cargo de Diamela Eltit- o Quinchamalí, reino de mujeres donde revisa los testimonios de las alfareras de esa región de Chile. Además, publicó ensayos como Mujeres de la tierra, donde la autora crea un diálogo entre citas directas de los relatos transcritos y perspectivas teóricas de la antropología que explican la configuración de la sociedad mapuche desde la perspectiva femenina. También publicó textos de impronta narrativa basados en aquellos testimonios. Así nacieron Los sueños de Lucinda Nahuelhual y El zorro que cayó del cielo y otros relatos de Paula Painén. Todas aquellas publicaciones son parte de una obra que cruza y combina libremente todo tipo de géneros literarios.

Con la llegada de la democracia, Sonia Montecino trabajó entre los años 1990 y 1992 en el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer (CEDEM). Su labor en esta institución procuró echar luz sobre las posibilidades de inserción de la mujer en los distintos campos de la sociedad dentro de un contexto político democrático.

En 1993 participó en la creación del Programa Interdisciplinario de Estudios de Género (PIEG) en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, creado con el apoyo de la Fundación Ford, que más tarde se convertiría en el Centro Interdisciplinario de Estudios de Género (CIEG). Durante ese período las publicaciones como las anteriormente mencionadas continuaron. Bajo el alero del SERNAM, produjo una serie de ensayos de divulgación como Sangres cruzadas: mujeres chilenas y mestizaje, Brujas y hechiceras: ritos de vida y muerte, Sol viejo, sol vieja: lo femenino en las representaciones mapuches y Voces de la tierra: sueños y celos de la alfarería, así como una serie de artículos asociados a las distintas actividades académicas sobre el género.

Desde el año 2000 hasta la fecha, Sonia Montecino ha coordinado y dirigido el Magíster en Estudios de Género de la misma facultad.