La compañía Teatro de la Memoria, dirigida por Alfredo Castro, fue conocida en los inicios de la década de 1990 por su montaje La manzana de Adán. La apuesta de Castro fue buscar otras fuentes textuales para el ejercicio teatral, desde la crónica roja hasta la tesis de Antonin Artaud y los elementos del psicoanálisis. La propuesta estética de la compañía fue innovadora y lúdica, recogiendo materiales emanados de zonas socialmente castigadas y negadas, llevándolas a un lenguaje escénico de complejas resonancias en el público. De este modo, las obras de el Teatro de la Memoria rompieron con las fronteras entre géneros expresivos, establecer cruces culturales y de distintas disciplinas del conocimiento humano.

Los montajes más destacados de esta compañía fueron La manzana de Adán e Historia de la sangre.