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¡Hasta Mapocho no más!

Esta antología publicada en 1976 reunió todos los artículos críticos de Teófilo Cid dispersos en los diarios La Nación y La Hora y las revistas Pro-arte, Extremo Sur, Alerce, Revista de la Sociedad de Escritores de Chile y Mandrágora, entre otras. En esta recopilación es posible observar los cambios en la postura crítica del escritor: su paso del surrealismo al creacionismo, su formación como escritor, su infancia, sus amistades, su visión sobre sus compañeros literarios, entre muchas otras cosas.

Después del fallecimiento de Teófilo Cid, sus amigos más cercanos lo recordaron en artículos que publicaron en esas mismas revistas. Dijo Enrique Gómez Correa en la revista Alerce: "Junto con Braulio Arenas me uní a Teófilo Cid para crear en vida el mito de la Mandrágora. Te pregunto, Teófilo, por tu isla... Teófilo todo está por escribirse ¿Quién lo hará? Jorge Cáceres, el delfín de la Mandrágora, no alcanzó a hacerlo: Carlos de Rokha se hundió en sus secretos; y tú renunciaste a hacerlo. Pero la Mandrágora existe -¿escuchas? yo te lo digo -y su leyenda correrá de boca en boca. Teófilo Cid, queriendo transformar el mundo, has cambiado la vida por la muerte. Teófilo Cid, master de la noche" (primavera de 1964). Por su parte, Guillermo Atías expresó: "Él no fue como los demás, la sociedad, el destino o cómo se llame, quiso imponerle; sino lo que él quiso ser, aunque a ojo de buen varón haya sido lo peor para su conveniencia. El resultado puede ser dudoso, pero nadie puede negar que Teófilo era dueño de una extraña felicidad que le envidiábamos: la felicidad de ser el mismo. Pagó esa riqueza sacrificándolo todo (...) Fue una especie de extraño dandy de la miseria, es cierto, pero en la barricada ocupó disciplinadamente un lugar...". (Alerce, primavera de 1964)

Por último Braulio Arenas comunicó: "Teófilo Cid era un dandy en el más baudeleriano sentido de la palabra" (Orfeo, junio-julio, 1964)