El tema de la muerte, la posibilidad del suicidio, la costumbre del alcohol como amenaza y el deterioro del cuerpo son algunos de los temas que recorren Imágenes rotas. En su prólogo, Floridor Pérez destaca la universalidad de la temática, en virtud de la cual se establece un diálogo con los Sonetos de la muerte de Gabriela Mistral. Sin embargo, no se trata de "la simple y ya tan socorrida, intertextualidad formal, sino de otra, yo diría subliminal, que opera más en el plano de la conciencia que del lenguaje, y por lo tanto revela una mayor elaboración artística: 'Del nicho al lecho / no hay mucho trecho'. Sarcasmos como éste suelen funcionar como mecanismos verbales tendientes a bajar la presión emotiva, pero en un plano más profundo, concuerdan con el carácter frustrado del antihéroe, uno de los jóvenes poetas aspirantes al suicidio" (Imágenes rotas. Santiago: Red Internacional del Libro, 1995, p. 6). Con epígrafe de La tierra baldía de T.S. Eliot y dedicatoria a Tomás Harris y al hijo de la autora, el libro explora la fragilidad de la existencia humana y la búsqueda de consuelo en un contexto de total arbitrariedad: "La arbitrariedad del signo lingüístico/ La arbitrariedad de la muerte/ A qué sistema de signos/ debo acudir para el consuelo" (Imágenes rotas. Santiago: Red Internacional del Libro, 1995, p. 77).