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Catedral de Santiago

Durante el siglo XVIII, la catedral de Santiago estuvo en reconstrucción, sin llegar a terminarse definitivamente hasta la tercera década del siglo XIX. Destruida por un terremoto en 1730, su reconstrucción se inició recién en 1748. En 1752 un nuevo sismo dañó el edificio antiguo, el que se terminó de destruir en 1769 a causa de un incendio. En 1775, las obras del nuevo edificio de la catedral presentaban cierto avance, al concluirse el techado de más de dos tercios del edificio.

A su llegada a Chile en 1780, Joaquín Toesca se hizo cargo de las faenas de construcción de la nueva catedral, diseñando la fachada principal de ésta, frente a la plaza de armas de la ciudad. Tras la muerte de Toesca en 1799, su discípulo Juan José de Goycolea retomó la labor de construcción de la catedral, la que concluyó en 1830.

En 1897 se realizó una remodelación completa de la catedral de Santiago, agregándole las dos torres que actualmente posee y refaccionándola completamente en su interior.