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Número 285

Coke convirtió al "León de Tarapacá" en uno de sus platos preferidos y sus primeros ataques a Arturo Alessandri comenzaron en la década de 1920. Desde la tribuna de El Diario Ilustrado y otros medios publicó numerosas caricaturas en su contra. El hostigamiento continuó en la década siguiente y hacia fines de 1937 se produjo el hecho que sirvió de motivo para la caricatura más famosa de Topaze. Arturo Alessandri pronunció un discurso en la Escuela de Aviación en que trató muy mal a su eterno rival, Carlos Ibáñez. Quiso ver en qué pie estaban los uniformados a propósito de una posible candidatura presidencial del "paco". Ibáñez no tardó en reaccionar y mandó a varios diarios una carta abierta en la que replicó en duros términos los dichos de Alessandri. Ante esto, los chilenos, conocedores del fuerte carácter del mandatario, esperaron que respondiera a la ofensa pública con igual energía, sin embargo pasaron los días y no sucedió nada. Alessandri advirtió que su actuación frente a los militares había provocado cierto descontento entre ellos y prefirió no contestar. Su prudencia no fue comprendida por la gente y se comenzó a correr el rumor de que se había acobardado. Coke no quiso dejar pasar la ocasión para darle un golpecito más a Alessandri y Mario Torrealba (Peken) dibujó un pintor con el rostro del general Enrique Bravo, presidente del consejo directivo del diario La Nación, proclive al gobierno. El pintor aparece retratando a un domador que tiene su bota encima de un león famélico, en actitud de sometimiento. El rostro del domador es el del general Ibáñez y el león, en cambio, no tiene ninguna seña que lo relacione con el mandatario. Detrás del pintor está el profesor Topaze cuyo comentario al artista es elocuente: "Sabe- le dice- no es tan bravo el león como lo pintan". Alessandri se enteró de la existencia de la caricatura y montó en cólera. Para evitar que el número 285 del semanario llegara al público entabló una querella y obtuvo, en tiempo récord, una orden judicial de requisamiento. El 13 de enero de 1938 la policía de investigaciones incautó la edición completa y llevó a Coke ante el juez. El ministro le consultó si era el responsable de la ofensa al mandatario, a lo que respondió que no había tal ofensa ya que el león aplastado por la bota era una fiera de circo pobre, no el presidente. ¿Quién podía confundir ese gato flaco con Alessandri? Sin evidencias, Coke fue liberado y se le devolvió la edición requisada. Sin embargo, esa misma noche funcionarios de la policía de investigaciones asaltaron las oficinas de la revista, se llevaron los ejemplares y los quemaron en la periferia de Santiago. Al día siguiente todo el mundo se enteró de lo sucedido y Coke y los suyos decidieron encontrar evidencia que incriminara a Investigaciones. Tuvieron suerte. Encontraron el sitio exacto de la quema y llevaron allí al juez. No quedó nada de la revista, pero la fortuna quiso que se salvara una hoja suelta con la caricatura "Se chupó" intacta. En los días siguientes cayeron presos dos agentes de investigaciones y cuando toda la información apuntaba a incriminar al intendente de Santiago, Julio Bustamante, el presidente Alessandri decidió reconocer a través de la radio su responsabilidad en los hechos. El juez tuvo que cerrar el proceso, pues no tenía facultades para procesar al Presidente de la República.