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Primer número

Las oficinas de la empresa fueron instaladas en una vieja casa en calle Moneda. El caserón constó de varias piezas que fueron usadas para el trabajo creativo, administrativo y la organización de sonadas fiestas. No fue fácil entusiasmar a las editoriales puesto que los socios no tenían dinero para costear el primer número, sin embargo, luego de muchas negativas, dieron con la imprenta El Esfuerzo, cuyo propietario, Juan Briceño, aceptó recibir el pago correspondiente luego de la venta de la primera edición. Para dar publicidad al número de estreno, Joaquín Blaya se consiguió apoyo de una empresa de alimentos de niños, arrendó un avión que lanzó miles de volantes que anunciaron, por un lado la aparición de Topaze y por el otro, exaltaron las ventajas nutritivas de los productos Meyer. Para fortuna de los socios la respuesta del público fue más presta que la de los acreedores, ya que fue necesario sacar tres tiradas del N°1 de la revista. Tiempo después la pequeña imprenta El Esfuerzo se vio desbordada por el éxito del semanario y el propio Briceño recomendó a Coke trabajar con la moderna Imprenta y Litografía Leblanc.