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aumento de la productividad

Antes del sistema Shanks y de la Guerra del Pacífico, el salitre -pese a que se conocía ya su potencial- no era un factor económico de gran importancia. Sin embargo, luego de 1879, la producción aumentó sustancialmente, iniciándose el período de expansión del salitre, en el que se alcanzaron las 589.720 toneladas métricas y, en 1890, las 1.063.277 toneladas. A comienzos del siglo XX, esta última cifra productiva llegó al doble, y a fines del ciclo de expansión se aproximaba al triple. Así, por más de medio siglo, la producción del salitre se transformó en la principal fuente de recursos económico para el fisco chileno.

Sin embargo, con la guerra de 1914, los pampinos supieron por primera vez lo que era una crisis económica internacional. Si bien antes hubo huelgas y masacres, estas fueron producto de las reivindicaciones de los propios obreros frente a las injustas reparticiones de los beneficios que se obtenían del salitre.

A partir de la Primera Guerra Mundial, la demanda por el salitre cayó radicalmente, lo que obligó a los pampinos y sus campamentos a diseñar programas de cooperación comunitaria para obtener productos de primera necesidad. En estas circunstancias, las mujeres cumplieron un papel protagónico, al ser ellas las encargadas de obtener los alimentos mientras el hombre buscaba algún campamento abierto en el cual ofrecerse como mano de obra.

Tras el fin de la Guerra, aunque se verificó un período de repunte, la industria salitrera nunca logró alcanzar las cifras de antaño, lo que empeoró con una nueva crisis en 1921. Muchas autoridades de gobierno consideraban que gran parte del problema económico radicaba en las difíciles condiciones de trabajo de los mineros, lo que daba paso a prolongadas huelgas y protestas que frenaban la producción.

Entre 1931 y 1932, el sueño del oro blanco terminó. Ahora los pampinos no bajaban a la ciudad demandando beneficios, sino que lo hacían para nunca más volver a la pampa.