A fines del siglo XVIII, los gobernadores ilustrados llevaron a cabo un proceso de urbanización de las principales ciudades del país, destacando la obra del arquitecto Joaquín Toesca, especialmente las relacionadas con la construcción de edificios públicos en Santiago. El aumento en la población de estas nacientes urbes obligó a las autoridades a dictar normas que facilitaran la administración de justicia y la mantención del orden público, como lo demuestra el documento de 1778, titulado Instrucción de el ministerio y facultades de los Alcaldes de Barrio.