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Lo que no se ha dicho (1922)

En 1922, la editorial Nascimento publicó Lo que no se ha dicho, antología póstuma de Teresa Wilms Montt. El libro reunió las obras Páginas de mi diario, Con las manos juntas, Los tres cantos (1917), Del diario de Sylvia y Anuarí. Además, incluyó el mismo prólogo de En la quietud del mármol (1918), texto escrito por Enrique Gómez Carillo (1873-1927). Hasta el momento de la aparición de Lo que no se ha dicho, el volumen correspondió al libro que reunió la mayor parte de las obras de la autora.

Algunas de las obras de la antología habían aparecido como libro previamente y otras en medios periódicos. Páginas de diario apareció en la revista argentina Nosotros en 1921 y correspondió al último de los cuatro diarios de la escritora. Los primeros tres se publicaron en las Obras completas, edición a cargo de Ruth González-Vergara (Marrero, Erika. Teresa Wilms Montt. Escritura e identidad. Tesis doctoral Universidad de las Palmas de la Gran Canaria, 2015, p. 320). Por su parte, Con las manos juntas apareció póstumamente en la revista Chile magazine en enero de 1922. La obra corresponde a un texto de carácter elegíaco que escribió en 1917, luego de la muerte de su madre, mientras se encontraba a bordo del barco Vestris, camino a Nueva York para alistarse en la Cruz Roja (Marrero, p. 357). Los tres cantos -volumen que incluyó Del diario de Sylvia- y Anuarí, libro de prosa poética, fueron publicados en 1918 en Madrid.

Respecto a su recepción, la crítica se ha detenido en el análisis particular de las obras reunidas en Lo que no se ha dicho. A pesar de esto, se ha mencionado que, si bien es una "obra inconexa", en las páginas del diario de Wilms Montt, Los tres cantos y Anuarí se aprecia "una calidad poética que muy pocas veces se ha dado entre nosotros con tan espontánea naturalidad. No habla solo por ella la época, como ocurre en otras producciones literarias de aquel mismo tiempo. No la definen, como a esas obras, sus impersonales defectos. Por encima de estos, hay en Lo que no se ha dicho el tumulto de una devoradora pasión, que caldea unas palabras que no se han enfriado por completo, y algunas de las cuales todavía queman al lector. A pesar del lenguaje, tantas veces convencional, tantas otras tosco, torpe, poéticamente inhábil para comunicar esa desgarradura interior de un alma diferente a todas, se siente a esta alma, ella se introduce en nosotros y provoca el conmovido asentimiento, esa comunión que persiguen los artistas románticos" (Oyarzún, Luis. "Lo que no se dijo - Teresa Wilms". Temas de la cultura chilena. Santiago: Universitaria, 1967, p. 105-106).

En relación con esta voz poética de Lo que no se ha dicho, se ha planteado un contraste con el personaje de Isolée, protagonista de La Sombra Inquieta (1915) de Alone (1891-1984): "Si transformamos en personaje de sí misma a Teresa Wilms, que habla siempre en primera persona en sus escritos, y que en ellos se confía a nosotros, advertimos de inmediato la diferencia que media entre la autenticidad y la afectación. Isolée, real o ficticia, tal como Alone nos la muestra, vivía en exhibición, se daba a sí misma y a los demás como espectáculo, vagando a través de las filosofías, ideologías y teúrgias, íntimamente deshabitada, víctima de la vanidad y del cansancio. Teresa Wilms, en cambio, solo en la superficie expresa una inquietud parecida. Hay en ella algo más profundo, un drama más cruel, un destino que posee una mayor gravedad, que parece estar en contacto con más decisivas realidades humanas" (Oyarzún, Luis. "Lo que no se dijo - Teresa Wilms". Temas de la cultura chilena. Santiago: Universitaria, 1967, p. 106).

En particular, en cuanto a Del diario de Sylvia, se ha comentado que en la obra hay rasgos autorreferenciales, pero que "el relato trasciende con facilidad la vida de Teresa Wilms para remitir la triste suerte del género femenino". En el texto, Sylvia, la protagonista, se enamora de Eugenio, con quien luego se casa y tiene un matrimonio infeliz. Sylvia se orientó, entonces, al cuidado de sus dos hijas, María y Luz, sin embargo, "al poco tiempo pierde la tutela (…). Enloquecida por el dolor, busca refugio en la religión, mas pronto repara que el consuelo que esta le ofrece la condena 'a morir entre ídolos de bronce y de cera, sin otra música que el melancólico tañido de las campanas claustrales'" (Flores, Norberto. "Teresa Wilms Montt, discurso sentimental y crítica literaria de inicios del siglo XX". Nueva Revista del Pacífico. Número 43 y 44, 1998-1999, p. 138).

Casi diez años después de la aparición de Lo que no se ha dicho, en 1931, se publicó una traducción del texto al inglés por el estadounidense Richard P. Butrick (1894-1997), con el título That which has not been told. El texto fue editado en Hankow, lugar que actualmente corresponde a la ciudad de Wuhan en China. Butrick vivió un tiempo en Chile mientras fue Oficial Consular de Valparaíso entre 1921 y 1922 y Consejero Económico en Santiago entre 1942 y 1944. Sobre That which has not been told, se ha indicado que "debió de tener éxito, porque en 1940 sale al mercado editorial una segunda edición en Shanghai (China) del mismo traductor. Buttrick (sic) informó a Juan Ramón Jiménez de que también había traducido sus diarios". El volumen de 1931 contó con diez copias y el de 1940 con 25 (Marrero, p. 259-262).