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Anteparaíso

Después del impacto causado por Purgatorio, Raúl Zurita publica Anteparaíso, en 1982. Son eslabones del mismo proyecto estético, en el cual la poesía debe nombrar la vida e inagurarla en el difícil contexto histórico de la época. Los dos poemarios abrieron el camino de una expresión que posicionaba el paisaje de Chile en una dimensión distinta de la palabra. En Anteparaíso, considerada una obra de transcición en el proyecto poético de Zurita, el paisaje chileno se convierte en la metáfora de un cuerpo doliente en camino de su redención por el amor, lo que implica la recuperación de la fe perdida en Purgatorio. Testimoniar, refutar, desmentir, deliberar, exhortar y redimir aparecen como actos que confugiran un espacio textual de difícil acceso para el lector. El hablante revela una conciencia crítica de las palabras, llevando las capacidades expresivas del lenguaje al límite, tanto en el plano de la significación como en el plano de la materialidad de éste, con la firme intención de apoderarse de nuevos e inusitados espacios de escritura. En este marco, el 2 de junio de 1982, en el cielo azul de Nueva York, fue escrito su poema titulado "La vida nueva", cuyos versos midieron casi nueve kilómetros. Este acontecimiento puso en evidencia un tema relevante en la obra de Zurita: lo divino, que se manifiesta en el tratamiento poético del paisaje chileno, el cuerpo de Chile en camino de la sanación.