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El Niño Dios y la Navidad

El presente especial reúne representaciones del Niño Dios, villancicos y fanales coloniales, pesebres, árboles de Navidad, tarjetas de felicitación, libros y artículos de revistas dedicados a esta celebración.

Niño Dios vestido

Niño Dios vestido

Detalle de fanal, en Fue nuestro gozo cumplido : fanales de la colección del Museo La Merced

Detalle de fanal, en Fue nuestro gozo cumplido : fanales de la colección del Museo La Merced

Pesebre artesanal de Lihueimo, 1976

Pesebre artesanal de Lihueimo, 1976

La Pascua en la Alameda. Zig-Zag, número 96, 23 de diciembre 1906.

La Pascua en la Alameda. Zig-Zag, número 96, 23 de diciembre 1906.

Visita al Pesebre

Visita al Pesebre

También para los niños pobres hubo juguetes esta Navidad

También para los niños pobres hubo juguetes esta Navidad

Algunas narraciones se arraigan de manera tan profunda en las culturas de pueblos y naciones que tienen el poder de preservarse por siglos a través de distintas representaciones y ritos. El nacimiento del Niño Dios, cuya fuente principal es el Evangelio de Mateo contenido en el Nuevo Testamento, ha sido leído en Chile y reinterpretado según contextos políticos e ideológicos diversos, las realidades particulares del territorio y las formas de relacionarse de sus distintos grupos sociales.

En las figuras del Niño, María, José y los reyes magos, se han encontrado modos de identificación que han dado vida al conjunto cotidiano de discursos de ciertas comunidades. Relatos, representaciones pictóricas y escultóricas, fonográficas y musicales nos ofrecen versiones que dan cuenta no solo de una narración arquetípica a la que obedecen con más o menos fidelidad, sino de apropiaciones culturales que revitalizan el mito.

Así, no es extraño ver entonces -por ejemplo en la imaginería chilota- figuras que representan al Niño Dios vestido o cultos que, en el encuentro con la raigambre cultural del territorio en el que surgen, derivan en representaciones y ritos populares, como el del Niño Dios de las Palmas de Limache o del Niño Dios de Sotaquí.

Oreste Plath nos cuenta sobre el origen de este último culto, exclusivo de la región de Coquimbo. La figura tallada en madera del Niño de Sotaquí perteneció a doña Josefa Torres de Toro; "al morir esta señora, legó la imagen a la iglesia parroquial de Sotaquí, adonde fue llevada en procesión el 10 de diciembre de 1873. Se le erigió un templo, el que fue bendecido en 1898" ("El niño Dios de Sotaquí". En Viaje, número 212, junio de 1951, p. 45).

En el ámbito de la poesía popular, las novenas campesinas se apropian de la representación cristiana, reinterpretándola. Según Antonio Acevedo Hernández, en los campos de la zona central del "viejo Chile", para el campesino, "el Niño Dios no es un santo severo que pueda inspirar respeto intimidando, es un Niño tierno y bueno al cual se le pueden hacer bromas, se puede tomar en los brazos y hasta acariciar" ("Del viejo Chile, el niño Dios en el fervor popular". En viaje, mayo de 1936, p. 21-26).

Otro tanto ocurre con los "Versitos del nacimiento del niño de Dios" publicados en los pliegos de la Lira Popular del siglo XIX. Firmados por el poeta José Hipólito Cordero, en estos "Versitos" las figuras de los reyes magos -que acudieron de pueblos lejanos hasta Belén para saludar al recién nacido- se encarnan en sujetos populares, en mujeres y hombres que emprenden viaje desde Valparaíso, Rancagua o Santiago "para tributarle honor" al Niño con sandías, frutillas y peras, zorzales, gallinas y taguas.

En un contexto totalmente diferente, el del arte en Chile durante la Colonia, el nacimiento del Niño Dios fue un tema religioso recurrente. Representado en cuadros y esculturas, el tema del nacimiento tuvo una realización particular en los fanales quiteños del siglo XVIII que circularon en el actual territorio chileno. Los fanales, actualmente conservados por el Museo de La Merced de Santiago de Chile, son figuras policromadas talladas en madera que representan al Niño Dios acompañado de diferentes objetos de diversos materiales como piedra, cera, metal, nácar o cerámica.

Además de representaciones del Niño Dios, el presente especial reúne villancicos coloniales, la tonada "Buenas noches Mariquita" interpretada por las hermanas Loyola, imágenes de pesebres, árboles de Navidad, tarjetas de felicitación y libros.