Entregado toda su vida a la poesía, Godofredo Iommi Marini -nacido en Buenos Aires, hijo de padres italianos- cruzó la Cordillera de los Andes para desarrollar en las orillas del Océano Pacífico su labor artística y educativa.

Una serie de circunstancias azarosas propiciaron que Iommi se estableciera en Chile. Luego de que el avión en el que viajaba sufriera un desperfecto, decidió aprovechar la ocasión para ir a conocer personalmente al poeta Vicente Huidobro. En su lugar encontró a la mujer del poeta, de quien se enamoró perdidamente, razón que consideró suficiente para quedarse en el país.

En 1952, gracias a la relación que había establecido años atrás con José Vial y Jorge Baeza, se integró al grupo de académicos que se trasladó a Valparaíso para fundar el Instituto de Arquitectura. Allí encontró el espacio para desarrollar todo su potencial creativo, cuyo fruto fue el poema Amereida, donde plasmó una visión de América entendida como un don, idea que desde entonces ha servido como eje articulador de las acciones y la filosofía de la Escuela.

Su obra literaria, así como los actos poéticos en los que participó, se convirtieron en inspiración para futuros arquitectos y diseñadores, que a partir de sus poemas desarrollaban las creaciones de los talleres y las travesías. Su visión progresista tuvo gran influencia en la gestación del proceso de Reforma Universitaria que tuvo lugar hacia finales de los años sesenta, y que se originó precisamente en la Universidad Católica de Valparaíso.

Luego de algunas intervenciones como conductor de un programa en televisión, un infarto cardíaco lo alejó momentáneamente de la actividad pública. Sin embargo, luego de ser intervenido quirúrgicamente, se recuperó y volvió a ejercer la docencia.

Falleció en el mes de febrero del año 2001 y sus restos yacen en el cementerio de la Ciudad Abierta.