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Diversas iniciativas particulares

El 27 de enero de 1926 es considerado como la fecha de inicio de la televisión, ya que ese día, Logie Baird presentó en el Royal Institute su emisora de televisión que era capaz de transmitir una imagen a dos metros de distancia. El 30 de septiembre de 1929, la BBC inició las primeras transmisiones oficiales de imágenes televisivas. En el curso de la década de 1950 la televisión se desarrolló poderosamente en Estados Unidos, Europa, México, Cuba y varios países sudamericanos.

El espíritu restrictivo hacia el desarrollo de la televisión de las autoridades chilenas del período, se verifica en la negativa a otorgar concesiones de frecuencia o en descentralizar el sistema permitiendo la instalación de canales en regiones. En 1951, la empresa transnacional Philco intentó poner un canal de televisión, pero su solicitud fue rechazada por el Consejo Nacional de Comercio Exterior, aduciendo la escasez de divisas y la necesidad de realizar estudios técnicos de financiamiento. A principios de 1953, con ocasión de la visita de Juan Domingo Perón, los argentinos trajeron cuarenta y cinco receptores y los instalaron en lugares públicos del centro de Santiago, despertando un profundo interés en la población nacional.

Posteriormente, en 1956, el empresario norteamericano Jorge Slater solicitó permiso para instalar una planta de radio televisión e internar 30 mil receptores de televisión. En esta oportunidad el Comité de Inversiones Extranjeras consideró que el proyecto no reunía los requisitos de estímulo al desarrollo industrial o a mejorar la explotación de la riqueza mineral, agrícola o forestal chilena. En 1958, Cóndor Chile, empresa formada por el empresario chileno Luis Vicentini y el uruguayo Ernesto Schiapacasse, obtuvo un permiso provisorio para realizar transmisiones durante 50 días. En la puesta en marcha del proyecto colaboraron 22 personas y se contó con equipos avaluados en 40 millones de pesos. Se instalaron receptores en lugares públicos, pero el estreno no pudo efectuarse por la rotura de una cámara de alto costo, esencial para las transmisiones.

A fines de 1960 y durante 1961 se desarrollaron dos experiencias privadas que pudieron ser concretadas a través del resquicio técnico de emitir por cable y no mediante ondas inalámbricas. Con todo, el engorroso sistema de control de cambios e importaciones y los elevados costos de instalación y explotación, sumados al dudoso rendimiento comercial, inhibieron a los empresarios nacionales a arriesgarse en este desconocido negocio.