Subir

Semanario Musical

El Semanario Musical fue la primera publicación especializada en música que se conoció en Chile. Fundada y editada por Isidora Zegers, José Bernardo Alzedo, Francisco Oliva y José Zapiola, alcanzó a editar la cantidad de 16 números. Como señalan sus creadores en la primera página del primer número, publicado el 10 de abril de 1852 por la imprenta de Julio Belín y Co. (calle Agustinas Nº 31), el objetivo del Semanario era "la publicación de un periódico semanal por medio del cual tendremos al corriente a nuestros suscriptores de todos los acontecimientos del arte, tanto del extranjero como del país". Acorde con este espíritu, las suscripciones de esta publicación se hicieron desde Santiago o Valparaíso, demostrando con ello un intento de incluir a las grandes ciudades en la difusión del quehacer musical del país y el mundo.

Sin embargo, el Semanario Musical no tuvo sólo una función informativa, sino que desarrolló también una importantísima labor pedagógica, de lo cual dan cuenta las secciones en las que estaba estructurado dentro de tan sólo cuatro carillas. De las diez secciones principales, algunas de ellas variables de número en número, cinco llamaban la atención por su orientación educativa. La primera es la sección que seguía al prospecto o introducción, llamada "Apuntes históricos o musicales". En ella durante 10 números, se entregaron los primeros apuntes sobre la historia de la música en Chile, con valiosísimas observaciones sobre la vida musical de la nación en todos sus aspectos, particularmente en lo referido a la enseñanza del arte musical; esta sección fue cambiada, a partir del Nº 11, por una editorial. La segunda sección se llamaba "Biografías" y se refería a la vida y obra de artistas de prestigio, basándose en libros de historia de la música, entre los que destacaba el libro de F. J. Fétis, Biografía universal de los músicos i bibliografía general de la música.

Con la misma intención enciclopédica estaba construida la tercera sección, "Diccionario", destinada a informar sobre aspectos teóricos de la música. En ella se explicaban, desarrollando una letra del abecedario por número, los aspectos conceptuales básicos de la música narrados siempre en un formato breve y directo, sin retórica. Entre estos asuntos estaban la fraseología, la morfología, la afinación, la armonía y el contrapunto, entre otros asuntos constitutivos del lenguaje musical. En cuarto lugar figuraba la sección "Historia de los Instrumentos", con un contenido tomado, otra vez, de textos de F. J. Fétis y traducida al francés por un especialista. Y finalmente, el Semanario contenía (dentro de sus secciones fijas) un espacio para la publicación de partituras, comúnmente con música de salón reducida (simplificada) al piano, como polcas (polkas) y chotis (schotisch).

Las otras secciones de la revista se distribuían entre una columna de opinión (escrita por varios autores), una "Cartelera Cultural", un sector de "Avisos" de todo tipo (clases, ceremonias, variedades, conciertos y lista de suscritos) y, a partir del número 14, un folletín monográfico.

Junto con la labor formativa, este periódico ayudó a sembrar una actitud crítica frente al lento desarrollo de las artes y la pobreza cultural decimonónica. Un ejemplo de ello lo constituye el duro diagnóstico que hace una de las primeras editoriales, donde se señala que "No hace más de cuarenta años que la música en Santiago consistía en treinta o cuarenta claves repartidos entre las casas pudientes de esta ciudad; triple número de vihuelas y diez o doce arpas inclusas las de las chinganas (...) Nada decimos del teatro; porque entonces, como ahora, los espectáculos escénicos no eran artículos de primera necesidad para nuestro público. Notamos, sí, una pequeña diferencia, a saber, que entonces el teatro funcionaba en verano y se cerraba en invierno, y que ahora por el contrario trabaja algunos inviernos para cerrarse todos los veranos." ("Editorial", Semanario musical, (1): 1-2, 1852).

Esta actitud crítica se mantuvo a lo largo de sus publicaciones sucesivas. Así, en la sección destinada a la historia de la música en Chile, en el número 8, un columnista anota, con aguda conciencia histórica, que "estamos ciertos de que si nuestros apuntes llegan a ser leídos por algún historiador de la música chilena, y ve como se procedía con este pobre arte a mediados del siglo XIX, exclamará el sabido ¡¡¡oh tempora!!!". ("Apuntes para la historia de la música en Chile", Semanario musical (8): 1, 1852).