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Publicación de cuentos

Elisa Serrana sintió la vocación literaria desde muy temprana edad. Sin embargo, fue desde 1955 que recién pudo dedicarse seriamente a trabajar. Antes, debido a que se casó muy joven con Horacio Serrano, destacado escritor y miembro del Consejo de Rectores de la Universidad de Chile, se centró exclusivamente en la crianza de sus cinco hijas. Así, esperó que éstas crecieran para comenzar a realizarse en lo profesional. Su esposo la alentó para que siguiera su vocación, incluso siempre le decía que cuando sus hijas se casaran se iba a quedar cesante.

Se incorporó al departamento editorial de la revista Zig-Zag y lo que partió como hobby se transformó en una independencia económica que le abrió horizontes. Asimismo, comenzó a escribir para demostrar que era capaz, publicando cuentos en la revista Zig-Zag, donde trabajaba. Sin embargo, la combinación entre los quehaceres domésticos y las letras, muchas veces la sobrepasó. Escribía con una máquina que se ponía sobre las rodillas en las piernas, por falta de espacio. Elisa más tarde recordaría: "Es claro, tenía que decidir entre botar el ropero para colocar un escritorio en su lugar, y en él instalar mi máquina, o bien dejar aquel mueble tan indispensable y seguir escribiendo en la cama". (Revista Salud)

Por esto, en variadas entrevistas, confesó cierta insatisfacción con su trabajo "Yo me siento fracasada como escritora, porque mi fuerte no está ahí. Siento que una verdadera artista hace primar su arte sobre los obstáculos. Hay tantos genios que escriben a pesar de sus dramas personales. Yo no pude". (Revista Salud) Aún así, publicó numerosos cuentos, de los cuales "En el balneario", fue premiado en el Concurso del Sindicato de Escritores de Chile. Más adelante, este mismo relato fue incluido en la Antología del cuento chileno moderno, que seleccionó María Flora Yáñez.