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Su muerte

Víctor Jara acudió normalmente a su trabajo la mañana del día 11 de septiembre de 1973, a sabiendas de la crítica situación que estaba viviendo el país en ese momento. Aquel día debía cantar en un acto donde, se suponía, iba a estar el presidente Allende, quien se iba a dirigir al país. Nada de eso ocurrió. Los militares ingresaron al recinto con gran violencia el día 12 y tomaron detenido al artista, junto a decenas de funcionarios y alumnos de la universidad.

Fue conducido al Estadio Chile donde, según numerosos testimonios de prisioneros, fue brutalmente torturado y acribillado. Gracias al aviso de un anónimo, su esposa, Joan, pudo ir a la morgue a reconocer, entre decenas de cadáveres, su cuerpo. Víctor se transformaba en el testimonio de la brutalidad del golpe de Estado, en un mártir de la causa política representada en la Unidad Popular, y en el espíritu que haría a generaciones identificarse con la cultura popular chilena.