"Hallábame yo mui ufano con verme librero e impresor, y sobre todo editor propietario del único diario del país, sin apercibirme de que entraba en una senda llena de espinas y abrojos que me habría de ocasionar muchos disgustos".

José Santos Tornero, Reminiscencias de un viejo editor (1889)

Inmigrante español llegado a Chile en 1834, José Santos Tornero es una figura señera de la edición de diarios, revistas y libros en Chile. Fundó y administró La Española, primera librería pública existente en Chile; estaba ubicada en calle Arturo Prat y más tarde tuvo una sucursal en calle Huérfanos, en Santiago. No obstante, su labor principal la desarrolló luego de adquirir El Mercurio de Valparaíso y la imprenta asociada a este diario, en 1842. Este oficio fue continuado por sus hijos y nietos; una labor que dejó una huella profunda en el ambiente cultural de la época.

La imprenta a su cargo editó algunos de los títulos más destacados de fines del siglo XIX, todos ellos con una impecable calidad técnica. Esto incluyó desde textos escolares y manuales (muchos elaborados, traducidos o editados por el propio Santos Tornero o sus hijos), hasta clásicos de la literatura y folletines. También en sus prensas se elaboraron numerosos documentos oficiales y mapas, además de revistas, almanaques y periódicos. Con el fin de modernizar su empresa y ponerse al día con la maquinaria usada en el extranjero, viajó a Estados Unidos y Europa, donde conoció la redacción de diarios como el Times, de Londres, el New York Herald y varios periódicos franceses. Francisco Antonio Encina escribió en su Historia de Chile que "el progreso de la industria gráfica y desarrollo que tuvieron en Chile las editoriales fue obra de dos españoles: José Santos Tornero y Manuel Rivadeneyra".

Su experiencia como editor y sus impresiones del Chile de la época quedaron registradas en un breve pero agudo libro de memorias, Reminiscencias de un viejo editor. Aunque allí no hace mención del episodio, José Santos Tornero encabezó una exitosa campaña de protesta periodística con el fin de cambiar la letra del himno nacional chileno, argumentando que la versión original ofendía de forma innecesaria a España.

En 1864, Tornero cedió su lugar en El Mercurio a dos de sus hijos, Recaredo Santos y Orestes León. Ante la guerra que enfrentó a Chile y España (1864-1866), se impuso un temporal autoexilio junto a su mujer e hijos menores. En 1869 regresó a Chile, donde murió en 1894.

Recaredo Santos Tornero se hizo cargo de El Mercurio de Valparaíso (como dueño, editor y director) y de la imprenta hasta 1870. Su administración impulsó al diario de modo importante: se construyó un nuevo edificio y se modernizaron los materiales utilizados en la imprenta. Además, entregó la redacción del periódico a Blanco Cuartín, un importante intelectual de la época. Destacó, además, como gestor de Chile Ilustrado (1872), el primer compendio histórico, político, industrial, social y estadístico del país, impreso con abundante apoyo gráfico.