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Selección hecha por connotados historiadores nacionales

TRECE OBRAS IMPERDIBLES DE LA HISTORIOGRAFÍA CHILENA

Entre ellas se cuentan El comercio y la crisis colonial , Historia General de Chile y la Guerra del Pacífico . Algunas de estas obras pueden ser vistas en línea a través de MEMORIA CHILENA.

02 de febrero de 2004

Coincidiendo con el lanzamiento de nuestro portal, Memoria Chilena ha querido entregar a sus usuarios un ranking con las trece obras más importantes de nuestra historiografía - algunas disponibles en nuestro sitio- según una selección hecha por académicos de dilatada trayectoria. Los historiadores consultados escogieron sus libros preferidos a partir de la amplia bibliografía existente en este campo. Esta selección, de gran valor para aquellos que se interesan en la memoria histórica nacional, fue hecha gracias a la colaboración de los historiadores Isabel Cruz, Bárbara de Vos, Cristián Gazmuri, Ricardo Krebs, Santiago Lorenzo, Leonardo Mazzei, Juan Guillermo Muñoz, Julio Pinto. Las trece Del historiador y educador Diego Barros Arana, en el primer lugar Historia General de Chile (Santiago: Eds. Rafael Jover, 1884-1885. 5 v.) abarca desde la época precolombina hasta 1833: El trabajo es fruto de casi 20 años de trabajo durante los cuales Arana concentró experiencias, documentos y libros de sus viajes y actividades como educador y diplomático. En segundo lugar aparece La fronda aristocrática en Chile (Santiago de Chile: Impr. Nacional, 1928. 308 p.) En este libro Alberto Edwards interpreta la historia política del siglo XIX chileno como una permanente pugna entre un estado autoritario y despersonalizado, frente a una aristocracia que busca evitar el fortalecimiento de un estado central capaz de amagar sus intereses. En tercer lugar, Guerra y sociedad en Chile: la transformación de la Guerra de Arauco y la esclavitud de los indios (Santiago: Universitaria, 1971. 254 p.) de Álvaro Jara. La tesis del autor reafirma el concepto de "indio guerrero", dándole a la guerra de Arauco el papel protagónico en la relación que habían mantenido españoles y mapuches. Esta interpretación, donde predomina lo bélico, revive el mito ercillano. Mario Góngora del Campo con Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX (Santiago: Eds. La Ciudad, 1981. 149 p.). De gran valor interpretativo, esta obra despertó una inusitada polémica entre destacados intelectuales, demostrándose el interés que alcanzó su pensamiento en Chile. Es una interpretación acerca de cómo fue concebido el Estado chileno, el papel que éste tuvo en la formación del concepto de nación y su final desintegración en pos de las fuerzas del consumo. En quinto lugar Historia de Chile: desde la Prehistoria a 1891 (Santiago: Nascimento, 1940-1952. 20 v.) de Francisco Antonio Encina. Esta obra se destaca porque en el contexto de su época llevó a cabo una original interpretación de la historia de nuestro país. La Historia de Chile de Encina caló hondo en la forma de percibir el país, fenómeno que se difundió por medio del sistema educacional. Mediante una pluma audaz, el autor imprimió en su obra una fuerza y pasión inusitada. Más abajo, en sexto lugar encontramos a Gonzalo Vial quien se inscribe con su Historia de Chile (Santiago de Chile: Santillana del Pacífico, 1981. Santiago: 4 v.), obra que transcurre entre los suicidios de los presidentes Balmaceda en 1891 y Allende, en 1973. Su visión acerca de este período es más bien negativa, puesto que establece que los avances democráticos que experimentó Chile, ocultaban un mal congénito y verdadero cimiento de las crisis políticas: la pérdida de consenso nacional antes de la revolución del 91, eje de los quiebres democráticos posteriores. Sergio Villalobos con Comercio y la crisis colonial: un mito de la Independencia (Santiago: Universidad de Chile: Universitaria, 1968. 382 p.), aparece en el séptimo lugar. Novedosa tesis con respecto a la historia comercial de Chile durante el período de la Colonia. Villalobos sostiene que nuestro país gozó de grandes franquicias, desarrolladas a partir del constante aumento del intercambio comercial con España, la que recibió cuantiosas ganancias. Echa por tierra la tesis de la historiografía tradicional que postula que Chile fue para España sólo un rincón olvidado. Gabriel Salazar con su Labradores, peones y proletarios (Santiago: Eds. Sur, 1985. 328 p.), nos brinda un novedoso estudio acerca de las capas más olvidadas de la sociedad en el siglo XIX. A través de una exhaustiva investigación en los Archivos Judiciales del Cabildo, Salazar rememora las vidas de los anónimos protagonistas de nuestra historia. Aporta ideas frescas para mirar con nuevos ojos una época que siempre ha estado dominada por la cultura de elite. De gran valor histórico y bibliográfico, en noveno lugar la Histórica relación del Reyno de Chile (Roma: Francisco Cauallo, 1646) del sacerdote jesuita Alonso de Ovalle fue la primera crónica dedicada exclusivamente al país que fue llevada a la imprenta. Para escribir este libro, Ovalle no recurrió a material documental ni a un estudio riguroso de obras precedentes; más bien, escribió sobre la base de lo que él mismo conocía y las noticias del país que le llegaban por medio de cartas. En el décimo lugar la Guerra del Pacífico (Valparaíso: Sociedad Impr. y Litogr. Universo, 1911-1919. 3 v.) de Gonzalo Bulnes, investigador por excelencia de la historia militar chilena. De ahí surge esta obra que destaca por la fluidez del relato, su rigurosa y abundante documentación. La narración de Bulnes consigue entregar una mirada desapasionada de los hechos y establecer con certeza el desempeño que tuvieron los protagonistas del conflicto. Ensayo crítico sobre el desarrollo económico-social de Chile (Santiago: Universitaria, 1951. 240 p.) de Julio César Jobet aparece en el undécimo lugar. Esta obra representa una periodización económica de la historia de Chile, desde los inicios de la república conservadora hasta la década del 50. El autor pone énfasis en las doctrinas socialistas, criticando duramente al régimen político, social y económico imperante. En penúltimo lugar tenemos a Jaime Eyzaguirre con Historia de Chile (2a. ed. Santiago: Zig-Zag, 1973, c1964. 2 t. en 1 v. 691 p.). El pensamiento histórico de Eyzaguirre renovó la comprensión de la historia de América. Perteneciente a la generación revisionista, el cristianismo y la hispanidad cobraron valor en su pluma. La historia vista por los ojos de Eyzaguirre recuperó la labor conquistadora y evangelizadora de España, dejando de lado la leyenda negra de la colonización española. Cierra esta selección Ideas y política de la independencia chilena, 1808-1833 (Santiago: Andrés Bello, 1977. 374 p.), de Simon Collier. Esta obra representa un acabado estudio sobre la base de la revisión de periódicos, proclamas y documentos existentes entre el período que transcurre entre 1808 y 1833, primeras décadas de la historia republicana chilena. La obra analiza el sentido de las ideas y conceptos (República, Democracia, Soberanía Popular, Poderes del Estado) que los fundadores de la patria elaboraron para la formación de la naciente república.

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