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La amplia y desapercibida obra de Winétt de Rokha, a 70 años de su muerte

Memoria Chilena profundiza en la obra literaria de la escritora, desde sus primeros libros firmados como Juana Inés de la Cruz hasta la publicación póstuma –a cargo de Pablo de Rokha– de la antología Suma y destino.

12 de agosto de 2021

El 7 de agosto de 1951 murió Winétt de Rokha, nombre literario de Luisa Anabalón. Para conmemorar el aniversario -y coincidiendo con el ingreso de su obra al Patrimonio Cultural Común, al cumplirse 70 años de su muerte- Memoria Chilena presenta un nuevo minisitio en torno a su obra.

La investigación actualiza el minisitio publicado en 2002, originalmente centrado en aspectos biográficos, para dar cuenta del cambio de foco que la crítica literaria ha tenido respecto de la obra de la autora: una primera recepción se centró en leer su obra en vinculación con la escritura de Pablo de Rokha, su esposo y compañero, pero la crítica de del siglo XXI ha buscado ahondar en la producción poética de Winétt de Rokha.

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Así, la nueva investigación aborda la totalidad de la obra de la autora, a través de la revisión y digitalización de obras y documentos que se conservan en las secciones Chilena, Sala Medina y Hemeroteca de la Biblioteca Nacional. El trabajo de catalogación de los nuevos objetos digitales permitió incorporar, además, una nota para asociar los múltiples seudónimos de Luisa Victoria Anabalon Sanderson: Juana Inés de la Cruz y Winétt de Rokha.

Entre las nuevas digitalizaciones están los primeros dos libros que la autora publicó bajo el seudónimo Juana Inés de la Cruz: Lo que me dijo el silencio (1915) y Horas de sol: prosas breves (1915). Se ha interpretado que Luisa Anabalón tomó el nombre en alusión a la sor mexicana tanto como máscara de castidad -para actuar con cierta libertad en una sociedad moralista-, así como referente, al representar la escritora mexicana la rebeldía de una mujer que se enfrenta a la expectativas de su tiempo. La crítica de la época leyó estas obras bajo estereotipos de género y las vinculó a una estética romántica.

La obra Cantoral (1936), también digitalizada para esta investigación, ha sido la más estudiada por la crítica literaria. Esta la situó dentro de las vanguardias chilenas, principalmente por su escritura en verso libre, el uso de un léxico contemporáneo y de imágenes que vinculan planos de la realidad en apariencia inconexos. Sin embargo, su carácter más radical estaría en su dimensión social, que la apartó del discurso vanguardista privilegiado de la época y del "discurso lírico femenino" de la primera mitad del siglo XX.

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Otra obra digitalizada para la nueva investigación es Oniromancia (1943), libro que la crítica destacó por sus aspectos oníricos y metafísicos. El título fue publicado con una portada dibujada por la artista Lukó de Rokha, hija de la autora, y con un prólogo de Pablo de Rokha.

La antología póstuma Suma y destino (1951) fue el principal objeto de la versión anterior del minisitio dedicado a Winétt de Rokha. Fue la primera edición de las obras completas de la autora: si bien no incluyó los textos publicados bajo el seudónimo Juana Inés de la Cruz, consideró las mencionadas Cantoral y Oniromancia, también El valle pierde su atmósfera y la obra inédita Los sellos Arcanos, además de la obra poética de la autora. También incluye un dossier de artículos, correspondencia y una "Cronografía" con imágenes y una cronología de su vida y obra.

Winétt de Rokha también tuvo una importante participación en la revista Multitud, dirigida por Pablo de Rokha. Allí fue secretaria de redacción, trabajó a cargo de la correspondencia y cumplió un rol como difusora de la publicación. También publicó allí poemas, obras dramáticas breves y artículos en los que dio cuenta de su pensamiento político y literario. Una selección de estas colaboraciones fue digitalizada para el nuevo minisitio de Memoria Chilena.


Nuestro encabezado de redes sociales reutiliza imágenes de documentos digitalizados que forman parte del Patrimonio Cultural Común del minisitio Winétt de Rokha (1892-1951).

Fueron fuentes para esta imagen:

Oniromancia

Suma y destino

Cantoral

Hotas de sol: prosas breves


Revisa nuestro minisitio de julio:

La Nación (1917-1927)

Durante sus primeros diez años, La Nación se posicionó como uno de los periódicos más leídos a nivel nacional, en un contexto de modernización de la prensa chilena. El diario de propiedad de Eliodoro Yáñez fue uno de los medios periodísticos que promovieron un nuevo modelo en el que predominó el aspecto informativo por sobre la abierta difusión política o la propaganda partidista que caracterizó la prensa decimonónica.

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