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El problema de la habitación obrera en Multitud

Durante las décadas de 1930 y 1940, el Estado chileno implementó iniciativas que buscaron dar solución al déficit de habitación que afectaba especialmente a grupos sociales de menores recursos; déficit producido, entre otros factores, por el aumento de población en el país. Entre 1930 y 1953, la población de Chile aumentó en "cerca de un millón ochocientas mil personas, solo Santiago prácticamente duplicaría su población, pasando de 696.231 a 1.353.400 personas. En este sentido, los cambios demográficos y de la estructura económico-productiva que se vivirían en Chile hacia los años treinta impactarían en el modo de ocupación del territorio de las principales áreas urbanas del país" (Hidalgo, Rodrigo. "El papel de las Leyes de Fomento de la Edificación Obrera y la Caja de la Habitación en la política de vivienda social en Chile, 1931-1942". Revista Invi. Volumen 15. Número 39, mayo, 2000, p. 98).

Una de estas iniciativas fue la creación de la Caja de Habitación Popular en 1936, agencia estatal que tuvo como propósito impulsar la edificación de viviendas sociales, aunque su trabajo no se desarrolló de igual manera en todo el país. En el caso del Norte Chico, "la precarización de la habitación propició y forzó que los sujetos carentes de ella buscaran por sus propios medios una vía de escape independiente, desregulada y alterna, como fue el caso de los conventillos, ranchos, arrendamientos a piso y, en menor medida, 'las callampas' como fenómeno del siglo XX". (Meza, María Belén. "'Ni pan, ni techo, ni abrigo': una aproximación histórica al Problema de la vivienda en el norte chico durante el Frente popular. Los casos de La Serena y Coquimbo". Espacio Regional. Volumen 1, número 8, enero-junio 2011, p. 115-116).

A pesar de que los resultados de la Caja de Habitación Popular no "alcanzaron a cumplir las metas proyectadas al momento de crear dicha institución en 1936", su labor logró ciertos avances: "Entre 1937 y 1941, se edificaron 9180 viviendas, de las cuales un 58 por ciento se construyeron gracias a la acción directa de la Caja de la Habitación y 42 por ciento se logró a partir de la labor indirecta. Sin embargo este total contrasta ampliamente con las previsiones de construir trece mil viviendas al año o con las treinta y siete mil que señalaba el plan de viviendas propuesto por la Asociación de Arquitectos de Chile" (Hidalgo, p. 113).

En este contexto, apareció en Multitud el artículo de Julio Castro "El Gobierno del Frente Popular afronta el problema de la habitación obrera. Planificación concreta y precisa", en el que describió medidas implementadas por el Gobierno del presidente Pedro Aguirre Cerda (1879-1941) hacia abril de 1939.

Castro enmarcó el problema de falta de vivienda como parte del programa del Frente Popular, el que "en su proceso de reajuste a la realidad, chilena y, a la democracia, va directamente a la solución del gran problema de LA HABITACIÓN POPULAR EN CHILE", aunque también expresaba que era una labor que "solo la acción conjunta, objetiva-directa de las instituciones paralelas, podrá llegar a dominar la situación creada en torno a domiciliar a las clases trabajadoras, por las circunstancias políticas, sociales y económicas en que se ha desenvuelto la República" (Castro, Julio. "El Gobierno del Frente Popular afronta el problema de la habitación obrera. Planificación concreta y precisa". Multitud. 3ª semana de abril 1939, número 15, p. 4).

Castro describió dos iniciativas de habitación popular que el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda estaba impulsando en este momento. Por una parte, la creación de edificios colectivos para obreros en Valparaíso, cuya realización también se proyectaba para Osorno, Temuco y Tocopilla y se indicaba que "estos Colectivos domiciliarán no solo al obrero y al empleado que van a ser propietarios, adquiriendo los departamentos individuales o familiares de que se componen, sino que domiciliarán al obrero transeúnte y a su familia, al obrero que los campesinos llaman 'afuerino', en calidad de casas de arriendo". Esta iniciativa fue valorada positivamente por el autor, ya que la construcción de estos colectivos cumpliría un "doble objetivo, y en ese doble objetivo solucionarán, a la vez, un problema social y un problema económico" (Castro, p. 4).

Por otra parte, Castro describió los planes de construcción de viviendas sociales en Viña del Mar, Santiago, Valparaíso y Rancagua, a cargo de la Caja de Habitación Popular. Respecto a este proyecto, el autor valoró positivamente que la labor de la Caja de Habitación Popular no se restringiría a dar habitación a los obreros, sino que apuntaba, además, a la "urbanización moderna", a "dar a la ciudad futura el ACENTO de la urbe contemporánea, en donde conviven el ciudadano residencial, el hombre industrial y el obrero proletarizado". Por esta razón, Castro indicaba que en el plan esos nuevos espacios debían ser "poblaciones-jardines, en las que habrá CONFORT, HIGIENE, BELLEZA, ESCUELAS, seguridad y asistencia social, expresadas en los servicios de carabineros, de médicos, matronas, practicantes y visitadores sociales" y esperaba que "gozaran de todos los recursos y el bienestar que ofrece la técnica y la estabilidad de la vida moderna" (Castro, p. 4).

El artículo publicado en Multitud dio a conocer uno de los proyectos habitacionales estatales orientados a los trabajadores. Posteriormente, también se sumarían otras entidades al trabajo de la Caja de Habitación Popular, como fue el caso de la Corporación de Fomento y la Corporación de Construcción y Auxilio, aunque las iniciativas desplegadas durante estos años y hasta mediados del siglo XX "no fueron capaces de remediar en plenitud el problema de la habitación popular, el marco institucional creado para dar respuesta al déficit habitacional no sería capaz de satisfacer la demanda de residencias higiénicas y baratas (Hidalgo, p. 117).