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El comercio en Valparaíso en los inicios de la República

Durante la Guerra de Independencia, los comerciantes extranjeros, sobre todo británicos, franceses y norteamericanos, mantuvieron una posición expectante y en muchas ocasiones propiciaron el contrabando con las economías en proceso de emancipación.

En el caso de Valparaíso, el puerto fue uno de los puntos del territorio chileno más defendidos por los patriotas, debido a la tradicional importancia comercial que tuvo durante el periodo colonial y al arraigo que desarrollaron las principales familias de comerciantes criollos con ese puerto en la última parte del siglo XVIII.

La guerra y la posterior implementación del orden republicano, fueron financiados con capitales extranjeros a través de empréstitos, lo que dio una posición estratégica a las potencias exteriores, sobre todo a Gran Bretaña. En ese sentido, el puerto de Valparaíso se mantuvo como el eje articulador de la economía chilena y sus relaciones exteriores, y se fomentó la llegada de barcos mercantes y también la migración de extranjeros para que establecieran sus negocios en dicha ciudad.

Este fenómeno se dio principalmente a partir de la consolidación de la independencia nacional durante el gobierno de Bernardo O´Higgins Riquelme (1778-1842), cuando Chile comenzó su proceso de inserción en la economía capitalista mundial, caracterizada por el libre comercio. Esto permitió que en 1822 se nombrara a Valparaíso como puerto principal del país y a Coquimbo, Talcahuano y Chiloé como puertos mayores, complementarios al primero.

La creciente llegada de comerciantes, consignatarios, intermediarios y financistas extranjeros que potenciaron a Valparaíso durante la década de 1820, no se dio de manera sistemática o planificada desde los gobiernos centrales de las potencias europeas. Al contrario, fue la iniciativa privada la que tuvo mayor preponderancia, ya que el proceso de reconocimiento de las independencias nacionales en Latinoamérica dependió del fortalecimiento de los lazos diplomáticos y de la disminución de la presión de España sobre el resto de los países de Europa. De hecho, fueron los propios comerciantes británicos quienes presionaron a la Foreign Office (Oficina de Relaciones Exteriores británica) para abrir el comercio con los puertos de los países recién emancipados, ya que era una gran oportunidad de aprovechar las rutas comerciales que el monopolio español había mantenido cerradas y no pretendieron perder influencia sobre los nuevos países (Cavieres, Eduardo. Comercio chileno y comerciantes ingleses, 1820-1880. Un ciclo de historia económica. Santiago: Editorial Universitaria, 1999).

En el caso de los países vecinos, se mantuvieron desde Chile las relaciones comerciales previas con Perú y Argentina, y se sumaron posteriormente las relaciones con Ecuador, Colombia y Brasil. Con Perú y Bolivia se mantuvo una relación expectante y difícil, sobre todo por la definición de límites, la competición comercial en el Océano Pacífico y las deudas por el apoyo a la independencia peruana, entre otros razones, lo que llevó posteriormente a la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1837-1839), conficto en que Valparaíso jugó un rol fundamental como abastecedor de recursos de guerra para Chile.

A pesar de la lentitud en cuanto a las negociaciones de reconocimiento de la independencia chilena y del desarrollo del comercio libre con las potencias, los productos europeos -principalmente manufacturas- llegaron rápidamente a las costas de Valparaíso, lo que propició el crecimiento de la ciudad-puerto a través de la construcción de bodegas y edificios destinados a la instalación de almacenes y casas comerciales.

Lo anterior se vio favorecido por la legislación comercial promulgada en 1824 que facilitó la instalación de extranjeros en el país con la condición de desarrollar una actividad económica activa y la ley de establecimiento de almacenes fiscales en Valparaíso, con la finalidad de facilitar el almacenamiento de las mercaderías ingresadas o en preparación para su exportación, con un cobro de 3% de interés sobre el valor de las mismas, siendo esta la primera política nacional tendiente a crear un sistema aduanero moderno. Además, los comerciantes podían construir sus propias bodegas, siempre y cuando cumplieran con el pago de dicho interés (Cavieres, p. 120-121).

Fue de tal magnitud el incremento del número de comerciantes nacionales y extranjeros en Valparaíso, que para el año 1826 contó con su propio periódico comercial llamado Telégrafo Mercantil, en el cual se informaba al público general sobre los principales movimientos del puerto, incluyendo la llegada y salida de barcos de todas partes del mundo. En sus páginas también se intentó desarrollar un fuerte debate en torno a las políticas comerciales de los gobiernos liberales, a los que se criticó constantemente por su falta de interés en la protección de los comerciantes locales. Las discusiones parlamentarias, las diferencias entre los partidos y las leyes y decretos relacionados con el comercio fueron parte fundamental de su contenido.

En 1833 la Ley de Almacenes Fiscales fue perfeccionada y en 1834 se promulgó también la Ley de Aduanas que reglamentó el funcionamiento de estas entidades fiscales en el puerto principal y los puertos mayores para el control de la circulación de mercaderías y el cobro de aranceles.

La década de 1830 fue de cambios en el ámbito de la perspectiva económica del país, desde un libre comercio exacerbado hacia un control mayor por parte del Estado desde una perspectiva proteccionista, que buscó favorecer la producción y comercio nacional, haciendo eco de las quejas presentadas en la década anterior. Esto se vio impulsado por el crecimiento de la producción agrícola y ganadera y el descubrimiento de los depósitos del mineral de plata de Chañarcillo (1832). La exportación del mineral quedó libre de impuestos y, en el caso del ganado internado desde Argentina por Valparaíso, quedó gravado con un impuesto específico para proteger el producto nacional.

El periodo entre 1830 y 1850 fue de transición hacia una economía exportadora-importadora que basó su intercambio en el crecimiento de Valparaíso y que debilitó y retrasó el crecimiento de la industria manufacturera nacional. La agricultura, la ganadería y la minería fueron los principales favorecidos por la red comercial y financiera que se formó en ese puerto.