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Oasis y Pampa del Tamarugal

Las ocupaciones en las quebradas que desaguan en la Pampa del Tamarugal documentan un gran despliegue constructivo que señala la emergencia de una tradición urbanística con arquitectura pública única dentro del Norte Grande. Es de interés, la situación excepcional de las quebradas endorreicas de Guatacondo y Tarapacá durante los siglos X A.C y X D.C.

En la quebrada de Tarapacá se construyeron aldeas de trazado ortogonal como Caserones y Huarasiña, edificadas con caliche, postes de tamarugos y piedras, rodeadas de grandes murallas perimetrales. Otras, como Pircas, son de patrón disperso y recintos circulares. Todas ellas incluyen arquitectura pública de plazas desde comienzos de la era cristiana. Desde Guatacondo hasta Tulor en San Pedro de Atacama, las aldeas se mantuvieron apegadas al antiguo patrón circular semisubterráneo, pero utilizaban principalmente adobones de barro, caliche y postes de tamarugo y cactus. En la aldea de Guatacondo hay una gran plaza ovalada con un monolito de piedra al centro. En Ramaditas en tanto, el patrón vuelve a ser más disperso como en Pircas y se repiten los espacios de congregación comunitaria y trabajo metalúrgico junto a las habitaciones.