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El Complejo Cultural Las Ánimas

Entre los años 500 y 1000 d.C., el área Centro Sur Andina se integró a la órbita de influencias de Tiwanaku emanadas del altiplano que circunda al Lago Titicaca. Esta cultura potenció el intercambio de bienes entre distintos pisos ecológicos, principalmente mediante el tráfico de caravanas de llamas. Es posible entonces sugerir que en esta dinámica se intensificaron en forma paralela las relaciones de las poblaciones del Norte semiárido con las del Noroeste argentino, introduciendo cambios culturales y materiales que definieron un nuevo complejo cultural: Las Ánimas. Este nombre derivó de los cementerios excavados en la quebrada homónima del valle del Elqui, Región de Coquimbo.

Los entierros de este complejo cultural se realizaron de forma individual o colectiva, en fosas subterráneas señalizadas con piedras, aunque también existen algunos sitios con túmulos (montículos de tierra). En sus restos esqueletales se observan individuos con deformación craneana rodeados delicadamente por uno o más esqueletos de camélidos completos, particularmente en la Región de Coquimbo. Y si bien no existe certeza de que estos sean silvestres (guanacos/vicuñas) o domésticos (llamas/alpacas), es probable que la masa animal fuera excedentaria, consecuente a un modo de vida preferentemente ganadero. No obstante la agricultura, recolección y explotación marina, jugaron un rol importante en su economía, que se ha descrito como "pastora-pescadora" y que, por tanto, privilegió la ocupación de la costa y el curso medio e inferior de los valles.

En el valle de Copiapó se registraron las únicas aldeas Ánimas, que presentaron tanto habitaciones semi subterráneas en la terraza fluvial, o viviendas aterrazadas en laderas. Algunos de los poblados contaban además con doble muro perimetral, lo cual ha propiciado la interpretación de estos como los pucaras o aldeas fortificadas. Más al sur, los sitios habitacionales no presentaron estructuras, destacando las acumulaciones de concha (conchales) en la costa.

Al norte, destacaron campamentos asociados a la extracción minero-metalúrgica, entre los que destaca la Mina Las Turquesas. Esta actividad se expandió en este período, comenzando a producirse herramientas de metal fundido, de cobre principalmente, como lo atestiguan los moldes de fundición, barritas de cobre, azadas para agricultura, azuelas, cinceles y hachas para tallar madera y anzuelos para la pesca encontrados en los sitios arqueológicos. También se encontraron adornos, como aros y cintillos en plata y cobre, y cuentas de collar en malaquita y turquesa.

La cerámica Ánimas se caracteriza por vasijas de formas abiertas (cuencos acampanados), de interior negro y exterior policromo, con diseños geométricos en negro, blanco y rojo. Destacan también los elementos para el consumo de alucinógenos vía nasal, como tubos, espátulas y cucharas de hueso y tabletas de concha y madera.

El complejo cultural Las Ánimas dio paso a la cultura de los pueblos diaguita durante el período Intermedio Tardío (1000 - 1470 d.C.) en la Región de Coquimbo. No obstante, en la Región de Atacama habría perdurado hasta el año 1300, originando la tradición cerámica negro sobre rojo que representó la alfarería local durante el Imperio Inca (1470 - 1536 d.C.).