Subir

Culturas Atacameñas

La alta puna de Atacama es un paisaje inhóspito con estepas frías de forraje duro donde habitan manadas de camélidos salvajes y aves en torno a los lagos. Las condiciones climáticas no permiten un asentamiento humano estable, pero los primitivos cazadores-recolectores se movilizaron entre las quebradas buscando presas. Los primeros pobladores ganaderos se instalaron en las quebradas intermedias con un carácter semi-sedentario. En los oasis de San Pedro de Atacama, Toconao, Peine, etc., habitaba la etnia atacameña que combinaba la agricultura y la ganadería. En su primera fase, 580 a.C., realizó una cerámica modelada de alta calidad, tuvo conocimiento de la metalurgia y desarrolló complejos métodos de regadíos. Su florecimiento cultural fue entre el 300 y 900 d.C., con una alfarería compleja de importante influencia tiwanakota. Mantuvieron relaciones culturales y de intercambio material con los pueblos que habitaban al oriente de la cordillera. Después del 900 d.C., con la desintegración de Tiwanaku, comienza un período de conflictos entre los señoríos atacameños y los aymaras del vecino altiplano boliviano, situación que hacia fines del siglo XIII se estabilizó merced al incremento de los intercambios comerciales y una política de alianzas entre grupos étnicos. De todas maneras, es en este período intermedio en el que se desarrollan complejos defensivos -los pukarás- que agrupaban a la población de los oasis y los valles intermedios, regidos por señores étnicos vinculados probablemente a grupos sacerdotales. A mediados del siglo XV se produce la conquista del territorio atacameño por los inkas, los que establecieron un complejo sistema de dominio político-militar a través de alianzas con los señores locales, la imposición de la mita, o trabajo colectivo para el imperio, y el establecimiento de colonos -mitimaes- traídos desde otras zonas del imperio.

La dominación inka tuvo un abrupto final con la llegada de los conquistadores españoles, que impusieron el sistema de encomiendas sobre la población atacameña y extendieron el cristianismo. Hoy en día, sobreviven todavía unos 3.000 descendientes de la etnia atacameña, de carácter aculturado y de los que muy pocos hablan la lengua kunza.