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Instrumentos

Una de las principales fuentes de estudio de la música colonial de Iberoamérica son los instrumentos. Las cualidades de éstos permiten no sólo observar y datar posibles repertorios (debido a que éstos se hacían sólo con determinados instrumentos) sino que también determinar los cambios en la técnica y los procedimientos de trabajo utilizados en los materiales y artículos anexos a la construcción de la gama posible de instrumentos (membranófonos, aerófonos, cordófonos e idiófonos).

La utilización de los instrumentos en la época virreinal varió de país en país y de siglo en siglo, dependiendo de las diversas formas que adoptó el proceso de conquista en Centro y Sudamérica. En Chile, durante el siglo XVI, se interpretó la trompeta, los pífanos, las flautas, las chirimías, la vihuela, la guitarra, los tambores y los órganos, en diversos repertorios y tipos de música. Durante los siglos XVII y XVIII se sumaron a los anteriores, el clavicordio, la espineta, las castañuelas, la pandereta, el arpa y el salterio.

Entre el panorama instrumental debe agregarse aquí la voz como instrumento privilegiado de la colonia. La presencia de música para voces e instrumentos, voz solista e instrumentos o coros acompañados o a capella, es una de las constantes del repertorio virreinal en cualquiera de los géneros musicales que se conocieron. El caso que mejor lo ejemplifica es la música compuesta en toda América dentro de las distintas misiones religiosas, que enseñaban el arte de cantar a los autóctonos, llegando a alcanzar niveles iguales y, muchas veces, superiores, a los alcanzados por los músicos españoles.

Con la llegada de la república, en el siglo XIX, la apertura de Chile al mundo produjo la llegada de una multiplicidad de instrumentos, siendo el piano el más importante de ellos, tal como lo fue también en Europa, continente que vivió el romanticismo a través de las posibilidades sonoras de este instrumento de grandes proporciones y posibilidades técnicas.