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Expediciones esclavistas

La primera mitad del siglo XVIII, Rapa Nui fue objeto de múltiples visitas non gratas, que motivaron a los nativos a responder en forma poco amigable. La llegada de barcos balleneros a Pascua a partir del año 1800, llevó consigo el rapto de isleños con el objeto de comerciarlos como esclavos. En 1804, arribó a la isla el buque norteamericanao Nancy, cuya tripulación hizo prisioneros a doce hombres y diez mujeres, matando a quienes se interpusieron. Se cuenta que al cabo de unos días de viaje, la tripulación del Nancy quitó las amarras a los prisioneros y estos desesperados se lanzaron al mar rumbo a su tierra.

En 1816, el navegante ruso Kotzebue, en forma infructuosa intentó desembarcar en la isla, pero los nativos no se lo permitieron. En 1826, el hidrógrafo inglés Beechey al mando del Blossom fue atacado por los nativos en Hanga Roa o Bahía de Cook.

Entre 1859 y 1862, una flotilla de barcos negreros llegó a la isla con la intención de capturar nativos para llevarlos como esclavos a trabajar a las guaneras de la costa de Perú. Gracias a la intervención de los gobiernos francés e inglés, se dieron órdenes para repatriar a los pascuenses que no habían sucumbido a la viruela y la tuberculosis. Alrededor de quince nativos volvieron y trajeron consigo la viruela, cuyo contagio fue letal para la población de la isla.

Se cree que 1.500 habitantes de Pascua fueron llevados como esclavos a El Callao, entre ellos, el último rey llamado Maurata, además de los maori o sabios. Esto implicó una pérdida cultural irrecuperable, ya que los sabios eran los únicos capaces de descifrar las tablillas rongo-rongo. En 1863, el Cónsul de Francia en Lima promovió la prohibición de la esclavitud de la población polinésica.

En 1864, las misiones católicas francesas llegaron a Rapa Nui. En aquella época la viruela hacía estragos en la población nativa de la isla, la cual pasó de 1.200 habitantes en 1866, a 900 en 1872.

En 1870 llegó a Rapa Nui el capitán de marina mercante francesa, M. Dutrou Bornier, quien se estableció allí como agente de John Norman Brander, un comerciante inglés avecindado en Tahiti. Bornier además de impulsar el comercio, introdujo en Rapa Nui nuevos cultivos e introdujo el ganado lanar, caballar y vacuno. Si bien es cierto, todos estos adelantos lograron mejorar la calidad de vida de los isleños, en desmedro de su idiosincrasia, puesto fue que sus tradicionales ocupaciones fueron dejadas de lado por el trabajo de inquilinos en las propiedades del francés. Frente a este problema, los misioneros residentes en Rapa Nui decidieron actuar, librando una guerra frontal contra los comerciantes que terminó dividiendo a la población. Los misioneros fueron derrotados y se retiraron de la isla con sus seguidores. A esa sazón, Pascua quedó prácticamente despoblada, al contar con una población de 175 habitantes, la cual descendió en 1877 a 111.

Tras la muerte de Bornier, Brander encontró un nuevo socio con quien administrar la isla: el tahitiano Alexander Salmon, que pertenecía a la familia real tahitiana. Si bien es cierto que Salmon nunca maltrató a los pascuenses y representó algo más cercano para ellos, el hecho de ser tahitiano los perjudicó culturalmente, al producirse la inevitable transculturación entre ambos pueblos. Salmon, llegó con un grupo de compatriotas e introdujo palabras y costumbres tahitianas en la cultura Rapa Nui.